Alfonso Rojo: “Desde que Zapatero fue nombrado embajador de Maduro, ser inepto se premia en el PSOE”
  • el año pasado
Es de traca.
Si la cajera de un supermercado descuadra la caja en 50 euros, le hacen pasar las de Caín e incluso ponerlos de su bolsillo.
Si el conductor de un autobús de la EMT se salta un semáforo en rojo y lo pillan las cámaras municipales, lo empluman.
Si un autónomo se retrasa en abonar el IVA, le cae encima Hacienda con una sanción, que puede ser hasta del 150% del importe.
Pero si un presidente llamado Sánchez se pasa la Constitución por la entrepierna, pacta con terroristas o se abraza a golpistas, no ocurre nada.
Tampoco sucede gran cosa cuando un Gobierno en pleno, pastoreado por Irene Montero y la ‘Banda de la Tarta’, se pone a sacar de la cárcel a violadores y pederastas.
Y ni siquiera asumen, estos del PSOE y sus compinches, responsabilidad alguna tras dilapidar nuestros impuestos en diseñar una treintena de trenes que no caben en los túneles.
Superado un primer instante, en el que intentaron culpar a Franco por haber hecho los agujeros del ferrocarril demasiado pequeños hace 80 años, algo que le pareció excesivo incluso al ex falangista Revilla, el Gobierno Sánchez ha zanjado la chapuza ferroviaria de Cantabria eligiendo como 'cabezas de turco' a dos técnicos, uno de Renfe y el otro de Adif, cuyos ceses estaban previstos con antelación.
Desde que Zapatero, tras arruinar España, fue nombrado embajador de Maduro, ser inepto se premia en el PSOE y aledaños.
Lo de salvar el trasero a la inepta ministra de Transportes en el affaire de los ‘trenes gordos’, quemando a dos funcionarios, no es algo inédito.
En realidad, es un arte y un vicio de esta cuadrilla de caraduras que todavía nos Gobierna.
Lo estamos viendo con el bodrio de la Ley del ‘Si es Si’, que ya ha puesto en la calle o aliviado penas a 446 delincuentes sexuales.
El responsable máximo de la ignominia es el socialista Sánchez, con la inestimable colaboración de la cónyuge de Iglesias y su cuadrilla, pero se comerá el marrón Pilar Llop, que es otra de las que aplaudía el engendro pero ni estaba en el Consejo de Ministros que aprobó el bodrio.
Sin tener vela en el entierro, han puesto a la triste Llop a dirigir el funeral, con instrucciones expresas de meterse en el ataúd al final.
Su cara en el Congreso, sola y sin nadie en el banco azul, ha sido todo un responso.
Recomendada