Alfonso Rojo: “Los secuestrados de Otegi, el amigo de Sánchez y Zapatero, y la carroña del PSOE”
  • hace 6 meses
Tienen estos de la Coalición Frankenstein una cara que se la pisan. Y esto de la indignidad y la mentira, aunque el récord Guinness sea el socialista Sánchez, raro es el miserable que no hace méritos.
Le han preguntado al etarra Otegi por Iván Illarramendi, ese chaval de Zarauz que se fue a un kibutz israelí por amor y al que los terroristas de Hamas tienen secuestrado en Gaza.
Y el capo de Bildu, a quien Dignidad y Justicia acaba de denunciar por seis secuestros y un asesinato nunca juzgados, respondió con cara de estreñido:
"No somos partidarios de utilizar rehenes civiles para hacer canjes de un tipo o de otro”.
¿Cómo?
Miren… José Antonio Ortega Lara, un año, cinco meses, dos semanas y cuatro días secuestrado en un zulo inmundo.
José María Aldaya, 342 días. Emiliano Revilla, 249 días. Cosme Delclaus, 233 días, Julio Iglesias Zamora, 116 días. Luis Suñer, 91 días…
Y así hasta 90 rehenes, hasta llegar a Miguel Angel Blanco, secuestrado durante dos días y asesinado de dos balazos en la nuca.
Y los que apretaron el gatillo, enterraron en vida y destrozaron la existencia a tantos inocentes, son ahora socios prioritarios de este PSOE infame, que se prostituye por seguir chupando del frasco, no recuerda ni a sus muertos y obvia que esa Mertxe Aizpurua, con la que tantas fotos felices se hace Sánchez, ‘marcaba’ gente cuando trabajaba en Gara.
La pregunta no es si Txapote votaría al gente del PSOE, porque ya sabemos que el psicópata, su novias y sus compinches lo adoran.
La pregunta es cómo tienen los políticos, periodistas y militantes la desvergüenza de hacer los indignados cuando la gente grita esa verdad en la calle.
Txapote, todavía entre rejas por 13 asesinatos probados y con más de 100 homicidios a la espalda, es el paradigma del etarra.
Y los etarras, los actuaban, los que aplaudían, los que consentían y hasta los que callaban, votarán a favor de la investidura de Sánchez.

Bildu fue con otros nombres el brazo político de ETA, y hoy es el partido que defiende su memoria y a los etarras encarcelados, con homenajes y con acuerdos con Sánchez para favorecerlos.
Cuando Sánchez da la mano a Aizpurua y pacta con ella el voto favorable de Bildu a su investidura, asume el relato etarra de la historia.
¿Cómo explicar que quienes fueron perseguidos por ETA defiendan el pacto con quienes siguen justificando el terrorismo y a los asesinos?
Se me ocurren tres razones: una es el fanatismo, que les lleva a etiquetar como ‘progresista’ a cualquier engendro que incomode al sistema, sea la racista derechona catalana o el yihadismo de Hamas. Ayer apareció ala exministra Reyes Maroto, ahora jefa de la bancada socialista en el Ayuntamiento de Madrid, afirmando en una portada que con Bildu ‘mejoramos la vida de los españoles’. Me imagino que estaría pensando en los huérfanos de Jimenez Becerril o en las piernas de Irene Villa.
Otra razón y de mucho peso, es el interés, el miedo a perder el chupetín.
La tercera es una profunda, apestosa inmoralidad.
No hay por dónd
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