Con la emoción a flor de piel y una sonrisa que parece haberse mantenido intacta desde 1989, Nilda Bernal se jubila después de 36 años de atención al público en la histórica panadería Posceres de Posadas. “Le doy gracias a mis patrones, por haberme dado esta oportunidad. También agradezco a mis compañeras, todos somos compañeras, todos nos ayudamos”, resumió con humildad. Nilda comenzó su recorrido cuando la ciudad recibía trenes y el movimiento comercial era constante en la histórica Estación de Trenes. “Éramos dos nomás que trabajábamos, con Leonarda Benítez, que ya se jubiló. Estaba lleno de gente, era una alegría, nunca estábamos con caras largas, siempre de buena onda con la gente”, recuerda, dejando ver el espíritu que la acompañó durante décadas.