Alfonso Rojo: “El fullero Sánchez, la cabeza del CNI, los golpistas catalanes y la falta de pudor de Margarita Robles”
  • hace 2 años
Todo se ha consumado.

Fiel a su estilo, fullero y miserable como siempre, Pedro Sánchez ha entregado a la directora del CNI, atada de pies y manos, a los golpistas catalanes.

Con la cabeza de Paz Esteban debajo del brazo se presentará a la reunión que mantendrá en breve con Pere Aragonès.

La esperanza del socialista Sánchez es que el presidente de la Generalidad y sus colegas independentistas se conformen con el ‘cadáver’ de Esteban, una profesional con 40 años de impecable servicio al Estado español, y que eso le permita recomponer el Gobierno Frankenstein y prolongar su estancia en La Moncloa hasta finales de 2023.

Todo previsible y dentro del apestoso guión que este sujeto nefasto aplica desde la moción de censura, con la que derrocó a Rajoy y se encaramó el poder en junio de 2018.

No esperábamos otra cosa, como no esperamos nada de los Lamban, Vara, Page y otros alumnos del marrullero Bono, quienes se van a limitar, como hacen frente a los pactos de su jefe con los proetarras, a soltar palabras huecas y no hacer nada.

Quien me tiene en ascuas es Margarita Robles, esa ministra de quien dependía orgánicamente la jefa del CNI y a la que tanto han alabado estos días los periodistas, por la encendida defensa que hizo en el Congreso de Paz Esteban y de su labor al frente de nuestro servicio de Inteligencia.
No se si a estas horas, Margarita Robles habrá consumado lo que cualquier persona con una pizca de dignidad haría, al verse desautorizada de una manera tan humillante: presentar su dimisión.

No es algo complicado ni costoso. Basta un breve mensaje por WhatsApp diciendo algo así como: “Pedro, dos por el precio de uno”.

No haría falta que añadiera eso de “métete la cartera ministerial por donde te quepa”. O un tajante ‘qué te den’.

Pues no. Esa Robles que tanto alaban los periodistas ni deshoja la margarita.

Hará lo que hacen todos en el PSOE. Lo mismo que Marlaska, Calviño, Page y compañía: tragará lo que sea y seguirá amarrada al sillón.

Son todos una panda.
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