Alfonso Rojo: “Pacto de Feijóo y Abascal y a los asesinos, golpistas y enemigos de España, ni agua”
  • hace 4 meses
Hay bastantes cosas que me han revuelto el estómago a lo la largo de los 50 años que llevo de periodista, pero pocas tan vomitivas como descubrir -en su día- que el etarra Josu Ternera era miembro de la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento Vasco.
Ternera vive actualmente, muy pancho, en Francia, a donde huyó hace dos décadas para no ser juzgado por la masacre de la casa-cuartel de Zaragoza.
Allí, los terroristas a sus órdenes asesinaron a once personas, incluidas cinco niñas hijas de guardias civiles.
Pues poco más de diez años después de ese espanto, su autor intelectual, a quien ahora masaje con reportajes en Netflix el tal Evole, fue elegido diputado autonómico y el 21 de enero de 1999 entró a formar parte de la Comisión de Derechos Humanos, con los votos de los proetarras declarados, que ahora son socios del PSOE y con los de los peseteros del PNV, que ahora sostienen a Sánchez.
Una macabra burla a la víctimas del terrorismo y a todos los españoles.
¿Por qué recuerdo esto?
Porque lo de Ternera, como muchos de los desatinos que salpican la política española, además de un aberración es un muestra de estupidez suicida.
La mayor parte de las Constituciones occidentales prohíben, sin circunloquios, los partidos que defiendan abiertamente el desgüace de la Nación.
Alemania, Italia, Portugal, Francia, Bélgica o Suiza castigan con dureza los intentos de secesión o de ruptura con el orden constitucional.
España es una sonrojante excepción. Para colmo, el socialista Sánchez ha derogado el delito de sedición, que llevó a la cárcel a los cabecillas del golpe en Cataluña, y está a punto de legalizar sus objetivos, con una Amnistía que santifica el derecho a la insurgencia.
El PP, que siempre ha sido muy tímido y melindroso en estos asuntos, descubre ahora que es urgente tapar el agujero en el Código Penal y que el Estado de Derecho tiene que protegerse con mecanismos que impidan a sus enemigos beneficiarse del sistema y atentar contra él, financiados además con los impuestos pagados por esos mismos ciudadanos a cuya Patria se ataca.
Dado que VOX siempre ha estado en esa tesis, el acuerdo entre Feijóo y Abascal, para articular un ofensiva conjunta contra las claudicaciones de Sánchez y los errores y pardilladas del pasado, tendría que ser sencillo.
Pues pónganse a la tarea, paisanos, y no presten atención a los pichaflojas que les recomiendan no moverse.
El online de Pedojota, el que se fue a la presentación del libro de Sánchez a aplaudir histérico las gracias de Jorge Javier Vázquez, titula hoy que los expertos ven ‘defectos y desproporción’ en la disolución de partidos que propone el PP.
Y que en La Moncloa están contentos, porque amenazar con ilegalizar a golpistas y proetarras, fideliza como socios del PSOE a Bildu, Esquerra, Junts y compañía.
¿Y qué?
En democracia, ninguna medida es excesiva si su ausencia facilita el éxito de quienes atentan contra ella.
A los asesinos, a los golpistas, a los enemigos de España, ni agua.
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