Marian de la Fuente, presentadora de UniVistaTV, cadena radicada en Miami (Estados Unidos), dedicó seis minutazos de editorial a analizar las corruptelas que rodean al Ejecutivo de Pedro Sánchez.
La periodista, madrileña de origen, no se cortó un pelo:
España sigue siendo el epicentro del escándalo. Creo que pocos tenemos ya dudas de que Pedro Sánchez no es un presidente. Es un actor frustrado, una especie de mentiroso patológico profesional con aires de redentor y con un alma de trilero que ha hecho de España su plató y que cree que puede seguir rodando su serie de dramaturgo con olor a manchego mientras que el país se desangra por la corrupción de su entorno de la que él es precisamente el vértice.
Pero fiel a su estilo y maquillado para la ocasión en su comparecencia ante este magno escándalo, él pretende seguir tomándonos por tontos diciendo que no sabía, por supuesto no sabía nada. Es decir, se pasa el día pegado al teléfono espiando a sus propios ministros pero de repente no se entera de que su gente está robando a manos llenas y ¡oh milagro! para su propio beneficio.
Contó todo el material incautado a Koldo García y que es una auténtica bomba de relojería:
En las últimas horas la Guardia Civil ha recuperado 30.000 archivos secretos de su antiguo asesor personal, el famoso Koldo. Un tipo que empezó como su guardaespaldas y que terminó manejando millones de euros en contratos públicos que había intentado borrar antes de que le reventaran su chiringuito. Fotos, audios, documentos y entre ellos instrucciones concretas sobre cómo camuflar comisiones ilegales mediante facturas falsas con un método que según Koldo conocían todos los ministros. Un dinero que según los investigadores iban además de las mordidas a financiar el partido de Sánchez. Y este no es un caso más ni un titular de la oposición. Es la mayor red de corrupción política de la democracia española que está directamente conectada con un presidente, para colmo traidor que, pese no haber sido elegido nunca por ese pueblo en las urnas, ha logrado a golpe de traicionar a España pactar con sus peores enemigos para atrincherarse en la Moncloa. Una especie de chanchullo piramidal de intereses personales, lealtades compradas, delitos compartidos donde tras verse implicado su ex número 2 y su actual número 2, ahora se sabe que su número 3 en el partido llevaba un listado de cargos a colocar en los ministerios como si el Estado fuera una agencia de empleo para amigos.