Alfonso Rojo: “Que se dejen de pendejadas PP y VOX, que lo que nos importa es que echen a Sánchez”
  • el año pasado
El mensaje que millones de españoles están mandando a Feijóo y Abascal no puede ser más claro: déjense de pendejadas y concéntrense en lo importante que es echar a Sánchez de La Moncloa.
No hay nada más crucial ni más urgente.
Si a finales de 2023, el amigo de los proetarras de Bildu, el socio de los golpistas de ERC, el padrino del ‘Si es Si’, el inductor de la ‘Ley Trans’ y promotor de la ‘Ley Animal’ se las apaña para reeditar una mayoría y prorrogar cuatro años el Gobierno Frankenstein, estamos fritos.
Pero hasta el tuétano. Y cualquier discrepancia, diferencia, recriminación, discriminación o cuita entre PP y VOX no solo será intrascendente, sino que sonará ridícula.
No hay a otro objetivo más sustancial que acabar con esta panda de gandules, ineptos y sectarios que nos gobierna. Lo demás son pajas.
A mi me importa un comino que el próximo ministro de Cultura será la tibia Cuca Gamarra o el áspero Ortega Smith.
Lo que no quiero, porque España y los españoles no pueden permitírselo, es que repitan en los ministerios personajes nefastos como Montero, Iglesias, Belarra, Marlaska, Llop o Patxi López, pastoreados por un tipo amoral como Pedro Sánchez.
A estas alturas, cuando apenas restan 90 días para las elecciones autonómicas y municipales y tenemos ya en la mira las generales, lo que vemos es que VOX mantiene intacta su base de fieles, en parte porque el PP ha renunciado a dar la batalla ideológica y moral.
Con la calculadora en la mano y gurús como Michavila soplándole en la oreja, Feijóo ha llegado a la conclusión de que lo más rentable para él es jugar a moderado y pescar en los caladeros del PSOE.
A tenor de las encuestas, la táctica le está funcionando, pero dudo mucho que le llegue para ganar en solitario y sin el concurso del medio centenar de diputados que se atribuyen a VOX no entrará en La Moncloa.
Y eso, desde mi punto de vista es bueno para España, porque Abascal y su tropa servirán de contrapeso y acicate para evitar errores del pasado y compensar esa tendencia confundirse con el paisaje y pastelear consustancial a los populares.
¡Año Nuevo! ¡Vida Nueva!
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