Father Gets in the Game (El padre se pone al día) [1908]

  • hace 3 años
"Tienes que adecuarte a la moda". Esto nunca impresionó al viejo Wilkins con tanta fuerza como cuando su hijo y su hija le rechazan cuando quiere acompañarlos, dieron el visto bueno, ya que le ven como un vejestorio fuera de moda. Incluso la señora Wilkins, que es tan vivaz como una viuda, lo desaira. Siente profundamente su condición y decide alterarla. Con esto en mente, contrata los servicios del profesor Dyem, el célebre Dermatólogo y un artista de la peluquería. Después de una sesión con el profesor, contempla al Wilkins transformado. ¡Qué cambio! Despojado de su barba grisácea, sus cabellos negros, tez enrojecida, ojos claros y elásticos, se mira en el espejo. Apenas se reconoce a sí mismo. De hecho, requiere que su ayuda de cámara lo convenza de que él es. Esto se hace con tanta frialdad y rapidez que ni su mujer lo reconoce, cuando intenta ligar con ella. También lo intenta con su hija, quien tampoco lo reconoce y acaba tirado por los suelos. Tampoco el joven Wilkins, paseando con su prometida, reconoce a su respetado papá cuando este flirtea con ella y juntos se van a un bar, dejando hecho una fiera al joven Wilkins. Sin embargo este los sigue hasta el café, donde se resiente su intrusión y lo echan bruscamente del lugar. En el domicilio de los Wilkins hay una reunión de indignación. Madre, hija e hijo se apresuran a relatar sus experiencias al padre, pero no le encuentran. De repente entra un individuo divertidísimo. "Es él, el insultante: un borracho y desordenado". Están a punto de expulsarlo cuando el ayuda de cámara viene a rescatarlo y explica que el jubiloso caballero no es otro que su querido papá, que no solo se ha subido al "carro", sino que está sentado en el asiento con el conductor. Todos jadean de sorpresa.

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