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00:00Curro golpeado por Lorenzo, Manuel descubre traición. El 7 de agosto no es un día cualquiera
00:05en la promesa. Es el día en que la violencia rompe el silencio, la traición se revela
00:10entre informes falsificados y los cimientos de una familia tiemblan como nunca antes.
00:18Curro sufre una brutal agresión a manos del capitán Lorenzo, pero en lugar de quebrarse,
00:22se forja con una decisión letal. Mientras tanto, Manuel descubre que Leocadia, su asistente más
00:30leal, podría estar trabajando para su enemigo más temido, Pedro Farré. Catalina, por su parte,
00:39recibe por fin el reconocimiento de su padre, el marqués Alonso, y un futuro nuevo empieza a
00:44perfilarse, pero no sin condiciones. En los pasillos del servicio, el miedo se instala con la llegada
00:51del tiránico Cristóbal, prohibiendo incluso hablar del querido Rómulo. María llora de emoción al saber
00:58que Samuel está vivo, pero una pregunta amarga lo cambia todo. ¿Por qué no le ha escrito?
01:05Cada rincón de la promesa hierve de secretos, alianzas rotas, esperanzas nacientes y guerras
01:11silenciosas. Este capítulo lo cambia todo. ¿Y tú, estás listo para enfrentarte a la verdad? El aire en la
01:20promesa se había vuelto denso, casi irrespirable. No era sólo el calor persistente de un verano que
01:27se negaba a morir, sino una pesadez intangible que se adhería a los muros de piedra, a los brocados de
01:33los sofás y, sobre todo, a las almas que habitaban la finca. Cada día parecía traer consigo una nueva
01:41grieta en los cimientos de sus vidas, una nueva prueba que erosionaba la ya frágil paz. Y aquel
01:48jueves, 7 de agosto, las grietas amenazaban con convertirse en abismos insondables.
01:55La tensión entre el capitán Lorenzo de la Mata y su sobrino, Curro, había dejado de ser un murmullo
02:01sordo para convertirse en un gruñido constante, una bestia agazapada en los pasillos esperando el
02:07momento de saltar. Se medían con la mirada, se lanzaban dardos envenenados disfrazados de
02:14comentarios casuales y tejían a su alrededor una telaraña de resentimiento tan palpable que
02:18incluso los más despistados comenzaban a notarla. Pero nadie, ni siquiera el propio Curro, podía
02:27prever la brutalidad con la que esa bestia finalmente atacaría. Sucedió en la biblioteca,
02:33un santuario de silencio y conocimiento que estaba a punto de ser profanado. El sol de la tarde se
02:40filtraba a través de los altos ventanales, dibujando rectángulos dorados sobre las alfombras y haciendo
02:45brillar el polvo que danzaba en el aire. Curro estaba de pie junto a una de las estanterías, pasando
02:53distraídamente los dedos por los lomos de cuero de los libros, buscando una excusa para no estar donde
02:58su tío pudiera encontrarlo. Pero la suerte, o el destino, rara vez se alineaba con sus deseos. La puerta
03:07se abrió con un chasquido seco y Lorenzo entró. No caminaba, acechaba, sus botas de montar resonaron en
03:14el parqué con una cadencia deliberada, marcial. Se detuvo a unos metros de Curro, cruzándose de brazos. Su
03:22rostro, habitualmente curtido en una máscara de arrogancia y cinismo, estaba contraído por una ira
03:28que le oscurecía las facciones. Se puede saber qué mosca te ha picado, comenzó Lorenzo, su voz un
03:36siseo bajo y amenazante. Llevas días mirándome como si te debiera la vida. Habla, muchacho, o es que el
03:43valor solo te alcanza para cuchichear a mis espaldas. Curro se giró lentamente, la sangre le hervía, una mezcla
03:51de miedo y un orgullo herido que le impedía retroceder. Había soportado sus humillaciones,
03:58sus desprecios, el peso de su presencia que le recordaba constantemente su propia fragilidad y
04:03el oscuro secreto de sus orígenes. Pero algo en la mirada de Lorenzo aquel día era diferente. Era
04:10la mirada de un depredador que ya no se conformaba con jugar. No sé de qué me habla, tío, respondió Curro,
04:18esforzándose por mantener la voz firme, aunque un temblor traicionero le recorría la espalda.
04:25No me tomes por idiota, bramó Lorenzo, dando un paso adelante. El cambio de volumen fue tan abrupto
04:32que Curro dio un respingo. Te he visto, con Yana, con tu hermana Catalina, con cualquiera que quiera
04:40escucharte. Sembrando dudas, insinuando, ¿qué buscas, eh?, ¿qué pretendes conseguir con tus
04:48jueguecitos de niño herido? Yo no estoy jugando a nada, replicó Curro, la adrenalina superando al
04:55miedo. Quizás el que debería preguntarse qué pretende es usted. Su presencia aquí sólo ha
05:01traído discordia. Fue la palabra equivocada. O quizás, la correcta para desatar el infierno.
05:09Lorenzo cerró la distancia que los separaba en dos zancadas furiosas. El aire pareció solidificarse.
05:16¿Discordia?, repitió, su aliento fétido y cargado de ira golpeando el rostro de Curro.
05:22Tú, un bastardo insignificante que vive de la caridad de esta familia, ¿te atreves a hablarme
05:28a mí de discordia? Tú no eres nada. Eres una mancha, un error que tu madre nunca debió cometer.
05:35Cada palabra era un latigazo. Curro sintió que las lágrimas le quemaban los ojos, pero se negó a
05:42derramarlas. Se hirguió, desafiante, la mandíbula apretada. Prefiero ser un error a ser un monstruo
05:50como usted. Y entonces, todo explotó. La mano de Lorenzo se movió con la velocidad de una serpiente.
05:58No fue una bofetada para humillar. Fue un puñetazo, un golpe violento, cerrado, que
06:04impactó en la mejilla de Curro con un sonido sordo y repugnante. La fuerza del impacto lanzó
06:11al joven hacia atrás. Tropezó, sus manos buscando un apoyo que no encontró, y se estrelló contra
06:17una mesita auxiliar. El jarrón de porcelana que reposaba sobre ella se hizo añicos contra
06:24el suelo con un estruendo que pareció sacudir la finca entera. Curro quedó tendido entre
06:31los fragmentos de porcelana y las flores desparramadas, el lado izquierdo de su rostro ardiendo
06:36con un dolor agudo y punzante. El sabor metálico de la sangre llenó su boca. Por un instante,
06:43el mundo se redujo a un zumbido ensordecedor y a la figura imponente de Lorenzo, que lo miraba
06:48desde arriba, con el pecho subiendo y bajando agitadamente, los nudillos enrojecidos y los
06:54ojos inyectados en sangre.
06:57Para que aprendas cuál es tu lugar, gruñó el capitán, su voz ronca por la furia desatada.
07:05Se ajustó la chaqueta, recompuso su postura con un esfuerzo visible, como si intentara
07:11volver a meter al genio maligno en la botella.
07:13Dio media vuelta y salió de la biblioteca, dejando a Curro solo en el suelo, rodeado
07:20de los restos de la belleza rota y el eco de la violencia.
07:24El dolor físico era intenso, una pulsación que le martilleaba el pómulo y la mandíbula.
07:31Pero era insignificante comparado con la tormenta que se desató en su interior. La humillación
07:37era un ácido que le quemaba las entrañas.
07:39La rabia, una marea hirviente que ahogaba cualquier atisbo de miedo. Y en medio de ese
07:46caos, algo nuevo comenzó a cristalizar.
07:50Una claridad fría y afilada como un trozo del jarrón roto, se incorporó lentamente,
07:56apoyándose en la estantería.
07:59Se miró el reflejo distorsionado en el cristal de una vitrina. Su mejilla ya comenzaba a hincharse,
08:05adquiriendo un tono violáceo.
08:07Vio sus propios ojos, y en ellos ya no había rastro del muchacho asustado. Había una determinación
08:15gélida.
08:17Se acabó. La palabra resonó en su mente, no como un pensamiento fugaz, sino como un veredicto.
08:25Se acabó el miedo, se acabó el silencio, se acabó permitir que Lorenzo de la Mata lo
08:29destruyera poco a poco. La agresión no había sido un final, sino un catalizador. Aquel golpe no lo
08:37había roto, lo había forjado. Con la mano temblorosa, pero con una nueva resolución en el corazón,
08:45Curro recogió uno de los fragmentos más grandes de porcelana. Lo apretó en su puño, sintiendo el
08:52filo cortar levemente su piel. El pequeño dolor lo ancló a la realidad, a su decisión. No iba a
08:59enfrentarse a él con violencia. No se rebajaría a su nivel. Iba a destruirlo de otra manera. Iba a
09:06usar la verdad como un arma. Iba a contarle a Alonso todo lo que sabía sobre Lorenzo, sobre sus
09:11negocios turbios, sobre sus amenazas, sobre su verdadera naturaleza. Y si el marqués no le creía,
09:19buscaría la forma de demostrarlo. Esta agresión era la prueba que necesitaba. Era el principio del
09:27fin para el capitán Lorenzo de la Mata. Y él, Curro, el bastardo insignificante, sería su verdugo.
09:35Mientras tanto, en el despacho, ajeno a la violencia que acababa de estallar bajo su propio techo,
09:41Manuel de Luján se enfrentaba a un tipo de batalla muy diferente. Una guerra de papel,
09:48tinta y sospechas. Sobre la mesa de caoba pulida reposaba un informe de ventas. A su lado, Toño,
09:56su socio, y Enora, la talentosa diseñadora francesa, lo miraban con una mezcla de desconcierto
10:02y preocupación.
10:03No lo entiendo, Manuel. Dijo Toño, un hombre práctico y directo, rascándose la cabeza.
10:13Las cifras son espectaculares, demasiado espectaculares. Superan nuestras proyecciones
10:19más optimistas en un 200%.
10:21Manuel asintió, sus ojos fijos en la última página del informe. No eran las cifras lo que
10:37le quitaba el aliento, aunque eran ciertamente asombrosas.
10:40Era la firma, nítida, casi arrogante, trazada con una pluma segura. Pedro Farré. El nombre
10:49cayó como una piedra en un estanque.
10:54Farré, el empresario sin escrúpulos que había intentado arruinarlos, que había jugado
10:59sucio, que representaba todo lo que ellos no querían ser.
11:02Pedro Farré, murmuró en hora, su acento francés tiñendo las palabras de incredulidad.
11:10Pero, ¿no habíamos cortado toda relación con él? ¿Cómo es posible que esté firmando
11:15nuestros informes de ventas?
11:18Esa es la pregunta del millón, respondió Manuel, recostándose en su sillón. Sentía
11:24una migraña incipiente detrás de los ojos.
11:27Esto no tiene ningún sentido, a menos que, se interrumpió, una idea desagradable comenzando
11:35a tomar forma. Miró el sobre que había contenido el informe. Tenía el sello de la empresa, pero
11:42había sido entregado en mano.
11:45¿Quién nos ha entregado esto? Preguntó, mirando a Toño. Fue Leocadia, la secretaria,
11:52respondió Toño encogiéndose de hombros. Dijo que era correspondencia urgente del departamento
11:58de contabilidad. No le di más importancia.
12:03Leocadia, la eficiente, la discreta, la mujer que se había convertido en una pieza fundamental
12:08de su pequeña empresa de mermeladas.
12:12La mujer en la que Manuel había depositado una confianza casi ciega. La revelación lo golpeó
12:18con la fuerza de un puñetazo. Un eco fantasmal del golpe que Curro acababa de recibir.
12:24Un momento, dijo Manuel, levantándose. Su calma aparente era una fina capa de hielo sobre
12:31un mar embravecido.
12:34Leocadia, ¿me estáis diciendo que este informe, firmado por nuestro mayor enemigo, nos llega
12:39a través de ella y nadie se pregunta nada?
12:41Manuel, Calmeid. Intentó mediar en hora. Quizás ella no sabía lo que había dentro.
12:51Es solo una mensajera. Pero Manuel ya no escuchaba. La sorpresa inicial se estaba transformando
12:56en una ira fría y calculadora.
13:00Recordó pequeños detalles de las últimas semanas. Leocadia quedándose hasta tarde,
13:05conversaciones telefónicas susurradas, una actitud ligeramente más nerviosa de lo habitual.
13:09Piezas de un rompecabezas que hasta ahora no había sabido ver. ¿Era posible? ¿Podía
13:16Leocadia, su empleada de confianza, estar trabajando para Farré? ¿Le había estado ocultando
13:22información, manipulando los informes, sirviendo de espía en su propia casa?
13:28La idea era tan nauseabunda que le revolvió el estómago. Era una traición personal,
13:33más allá de lo profesional. Se sintió un necio, un heredero jugando a ser empresario,
13:40demasiado ingenuo para ver la serpiente que anidaba en su propio seno.
13:46Toño, en hora, dejadme solo un momento, por favor, pidió, su voz sonando extrañamente hueca.
13:52Una vez que sus socios salieron, cerrando la puerta con delicadeza, Manuel se acercó a la ventana.
14:03Miró los jardines de la promesa, un paraíso de orden y belleza que contrastaba violentamente
14:08con el caos que sentía por dentro. El engaño, la traición, Farré moviendo los hilos desde las
14:15sombras y Leocadia como su marioneta. ¿Cómo iba a reaccionar ahora que lo sabía? La pregunta flotaba
14:23en el aire, cargada de implicaciones. Podía confrontarla directamente, despedirla,
14:30montar un escándalo. Pero eso alertaría a Farré. Le daría la ventaja. No, tenía que ser más
14:37inteligente. Tenía que jugar su misma partida. Una sonrisa amarga se dibujó en sus labios. Si
14:45querían guerra, la tendrían. Pero esta vez, él no sería el soldado ingenuo. Usaría esta
14:51información, este informe falso, esta traición, para tenderles una trampa. Dejaría que Leocadia
15:00siguiera pensando que lo engañaba, mientras él recopilaba pruebas, mientras descubría el alcance
15:05real del plan de Farré. La rabia se convirtió en combustible, la decepción en estrategia. Acababa
15:13de descubrir que el campo de batalla era mucho más grande y traicionero de lo que había imaginado,
15:18y estaba decidido a ganarla, costara lo que costara. La inocencia del joven marqués que
15:24sólo quería volar había muerto un poco más ese día, reemplazada por la astucia endurecida
15:29de un hombre de negocios que había sido traicionado. Lejos de las intrigas empresariales y la violencia
15:36física, otra batalla, más silenciosa pero igualmente profunda, se libraba en el corazón
15:42de Catalina. Se sentía como una isla, rodeada por un mar de indiferencia y malentendidos. Sus ideas
15:50para modernizar la promesa, para hacerla rentable y asegurar su futuro, chocaban una y otra vez
15:56contra el muro del tradicionalismo de su padre y la apatía de los demás. La veían como una excéntrica,
16:03una soñadora cuyas ambiciones eran más una molestia que una bendición.
16:09El aislamiento era un manto pesado que la cubría día y noche. Caminaba por los pasillos de su propia
16:15casa sintiéndose una extraña. Veía el potencial en cada rincón abandonado, en cada campo baldío,
16:23pero sus palabras parecían disolverse en el aire antes de llegar a los oídos de quienes podían ayudarla.
16:28Esa tarde, la encontró su padre, el marqués Alonso de Luján, en la galería que daba al jardín trasero.
16:38Catalina estaba de pie, con los brazos cruzados, contemplando el ala oeste de la finca, una zona
16:43que llevaba años en un estado de semiabandono. Su sueño era convertirla en una hospedería rural,
16:50un proyecto que podría salvarlos de la ruina. Alonso se acercó con sigilo, observando la
16:57intensidad con la que su hija miraba el edificio. En los últimos tiempos, su relación se había
17:04tensado. La amaba, de eso no tenía duda, pero no la comprendía. Su energía inagotable, su mente
17:13siempre bulendo con planes y números, era tan diferente a su propio carácter, anclado en el
17:18pasado y en el deber. Un ducado por tus pensamientos, hija mía, dijo con voz suave.
17:25Catalina se sobresaltó, sacudida de su ensimismamiento. Se giró y forzó una sonrisa
17:32que no llegó a sus ojos. Vale mucho menos que eso, padre. Solo, pensaba, pensabas en lo de siempre,
17:41afirmó Alonso, y no era un reproche, sino una constatación. En tus reformas, en tus negocios.
17:49Catalina suspiró, dejando caer los hombros. ¿Tan malo es? ¿Desear que este lugar, nuestro hogar,
17:56no se desmorone a nuestro alrededor? Siento que lucho sola contra el mundo entero.
18:02La vulnerabilidad en su voz tocó una fibra sensible en el marqués. Vio más allá de la mujer de negocios
18:07obstinada y vio a su niña, la que había perdido a su madre demasiado pronto, la que siempre había
18:13tenido que ser más fuerte, más inteligente, para hacerse un hueco en un mundo de hombres.
18:20Sintió una punzada de culpa. Quizás había sido demasiado duro, demasiado ciego a su sufrimiento.
18:27No, Catalina, no estás sola, dijo, y esta vez, las palabras sonaron sinceras. Se acercó y,
18:35en un gesto poco habitual en él, le puso una mano en el hombro.
18:40He estado pensando mucho en nuestra última conversación. En tu vehemencia. En mi terquedad,
18:47querrá decir. En tu pasión, corrigió él, mirándola a los ojos. Y he tomado una decisión. No puedo
18:55darte carta blanca. La promesa tiene unas tradiciones, un equilibrio que debe ser respetado.
19:02Pero tampoco puedo seguir negándome a la evidencia de que los tiempos cambian.
19:08Catalina lo miró, incrédula, sin atreverse a albergar esperanzas. ¿Qué quiere decir, padre?
19:16Alonso respiró hondo, como si las palabras le costaran un gran esfuerzo. Quiero decir que...
19:21Te permito continuar con las reformas. Los ojos de Catalina se abrieron de par en par.
19:29Un torrente de alegría y alivio la inundó, tan intenso que casi la hizo tambalearse.
19:34¿De verdad, padre? Yo, no sé qué decir. Es maravilloso. Empezaré mañana mismo. Tengo todos
19:43los planos. Contactaré con los. Con moderación, la interrumpió Alonso, su mano apretando suavemente
19:51su hombro para calmar su entusiasmo desbordado. Esa es mi condición, con moderación y con consenso,
19:59Catalina. No más decisiones unilaterales. Cada paso que dé, cada cambio que propongas,
20:06quiero que lo hablemos. Juntos, quiero entender tu visión, y quiero que tú entiendas mis reticencias.
20:14La euforia inicial de Catalina se atemperó, pero fue reemplazada por algo más profundo y
20:20significativo. No era sólo el permiso para seguir adelante con su sueño. Era una invitación,
20:27un puente tendido sobre el mar de incomprensión que los había separado. Era su padre, finalmente,
20:35viéndola, reconociéndola. Las lágrimas asomaron a sus ojos, pero esta vez eran de gratitud.
20:42Con moderación y consenso. Repitió, asintiendo lentamente. Lo entiendo, y lo acepto.
20:49Gracias, padre, gracias de verdad. No me dé las gracias todavía. Dijo Alonso con una media sonrisa.
21:00Seguramente nos esperan muchas discusiones. Pero, al menos discutiremos como un padre y una hija que
21:05buscan lo mismo. El bien de esta casa. Por primera vez en mucho tiempo, Catalina sintió que el manto del
21:13aislamiento se rasgaba. La mano de su padre en su hombro era un ancla. Una promesa de que quizás,
21:21sólo quizás, un nuevo equilibrio era posible. Un equilibrio entre el pasado y el futuro, entre la
21:29tradición y la innovación. Entre un padre y una hija. Y esa pequeña llama de esperanza era más valiosa
21:36que cualquier permiso para mover piedras o levantar muros. Era la promesa de reconstruir algo mucho más
21:44importante. Su familia. Mientras arriba se tendían puentes, en la zona del servicio, un corazón se
21:51rompía y se recomponía en el mismo instante. María Fernández llevaba semanas viviendo en un limbo de
21:58angustia. La desaparición de Samuel, el hombre que había traído luz a su vida tras la tragedia de
22:03Salvador, la había sumido en una oscuridad asfixiante. Cada día sin noticias era una tortura,
22:11una espiral de pensamientos terribles que la llevaban a imaginar los peores desenlaces.
22:17Pero Manuel, movido por la desesperación de la joven doncella, no se había rendido.
22:25Había utilizado sus contactos, movido hilos en Madrid, preguntado a personas influyentes,
22:30negándose a aceptar el silencio como respuesta. Y finalmente, aquel jueves, la gestión dio sus
22:37frutos. Yana y Lope encontraron a María en la cocina, doblando servilletas con un automatismo
22:43que revelaba su estado de ausencia. Tenía ojeras, y una tristeza perenne se había instalado en sus
22:50ojos. María, dijo Yana con una suavidad infinita, acercándose a ella.
22:57Tenemos noticias. María levantó la vista, su corazón dando un vuelco doloroso. La palabra
23:04noticias podía significar cualquier cosa, y temía lo peor.
23:09¿Qué noticias? Susurró, su voz apenas un hilo. Fue Lope quien habló, incapaz de contener la sonrisa
23:16que le iluminaba el rostro. El señorito Manuel ha recibido un telegrama, de uno de sus contactos,
23:24han localizado a la familia de Samuel. María se quedó inmóvil, las manos suspendidas sobre
23:31una servilleta a medio doblar. Su familia, sí, continuó Yana, tomando sus manos frías entre las
23:39suyas. Y les han confirmado. María, escúchame bien, les han confirmado que Samuel está con ellos. El
23:48mundo de María Fernández se detuvo. El zumbido constante de la cocina, el murmullo de las otras
23:56criadas, todo se desvaneció. Solo quedaron las palabras de Yana, repitiéndose en su mente como un
24:03eco celestial. Está con ellos, está vivo, vivo, preguntó, la palabra saliendo de sus labios como
24:12un soplo de aire anhelado durante mucho tiempo. Vivo, María, confirmó Lope, sus ojos brillando de
24:20emoción. Está vivo y a salvo con su familia. La presa de la angustia se rompió, un sollozo
24:28desgarrador escapó de su garganta, y las lágrimas que había contenido durante semanas brotaron sin
24:33control. Pero no eran lágrimas de pena, sino de un alivio tan inmenso que resultaba casi doloroso.
24:43Se derrumbó sobre una silla, escondiendo el rostro entre las manos, su cuerpo sacudido por la emoción.
24:51Yana se arrodilló a su lado, abrazándola, mientras Lope le ponía una mano reconfortante en la espalda.
24:58Lo sabía, sabía que no podía haberle pasado nada malo. Balbuceaba entre sollozos.
25:06Poco a poco, el llanto se fue calmando, dando paso a una alegría radiante que transformó su rostro.
25:14Se secó las lágrimas con el dorso de la mano y miró a sus amigos con una sonrisa que parecía
25:18haber olvidado cómo dibujar. Está vivo, Dios mío, está vivo. Tengo que agradecérselo al señorito
25:26Manuel. Tengo que... Pero mientras la euforia inicial la embargaba, una pequeña nube comenzó
25:33a formarse en el horizonte de su felicidad. Una pregunta insidiosa, fría y afilada, que
25:40flotaba en el aire, negándose a ser ignorada. Yana y Lope intercambiaron una mirada, sabiendo
25:47que ella también llegaría a esa misma conclusión. María frunció el ceño, su sonrisa titubeando.
25:55Un momento, si está bien, si está con su familia. ¿Por qué? Sus amigos permanecieron
26:02en silencio, dándole el espacio para formular la pregunta que lo cambiaría todo.
26:06¿Por qué no me ha escrito? Susurró, y la alegría en sus ojos fue reemplazada por una
26:12confusión dolorosa. ¿Por qué no se ha puesto en contacto conmigo? Han pasado semanas, sabía
26:20que estaría muerta de preocupación. ¿Por qué este silencio? La pregunta quedó suspendida
26:27en la cocina, pesada y sin respuesta. El alivio de saberlo vivo se veía ahora empañado por
26:33el dolor de una nueva incertidumbre. ¿La había olvidado? ¿Había encontrado a otra persona? ¿Ocultaba
26:41algo su familia? La noticia que debía ser el final de su sufrimiento se había convertido en el
26:46principio de un nuevo misterio, uno que apuntaba directamente a su corazón. María Fernández había
26:53encontrado a su amor perdido, pero en el proceso, quizás, estaba a punto de perder la fe en él.
26:58La incertidumbre también carcomía a Vera, la joven doncella, cuyo pasado era un libro cerrado con
27:06siete llaves, se sentía cada vez más atrapada en la promesa. Aunque había encontrado un refugio y
27:13la amistad de personas como Lope, la nostalgia y la preocupación por su familia la consumían por
27:19dentro. La ruptura con ellos había sido traumática, una huida desesperada de circunstancias que no se
27:26atrevía a confesar a nadie. Pero la distancia y el tiempo no habían hecho más que avivar el anhelo
27:33y el remordimiento. Lope la encontró en el jardín, sentada en un banco de piedra bajo la sombra de un
27:40tilo, arrancando pétalos de una margarita con gesto ausente. Su rostro reflejaba una profunda
27:47melancolía. Si sigues así, no quedará ni una flor en toda la finca, dijo él, sentándose a su lado con
27:54cuidado. Vera esbozó una sonrisa triste. Lo siento, mi cabeza está en otra parte. Déjame adivinar,
28:03dijo Lope. Está lejos de aquí, ¿verdad? Con tu familia, Vera asintió, dejando caer los restos de la
28:11flor. Cada día que pasa me siento peor, Lope. Me fui sin decir adiós, les di la espalda. No saben si
28:21estoy viva o muerta. Por mucho que me hicieran sufrir, siguen siendo mi familia. Estaba pensando,
28:29estaba pensando en escribirles, o intentar llamarles, solo para que sepan que estoy bien.
28:36Lope la escuchó con atención, su expresión tornándose seria. Comprendía su dolor, su necesidad
28:42de cerrar heridas. Pero también conocía el peligro. Vera le había contado fragmentos de su historia,
28:49lo suficiente para saber que su huida no había sido un capricho. Había hablado de un padre
28:56autoritario, de un compromiso no deseado, de un ambiente asfixiante.
29:02Vera, piénsalo bien. Le advirtió, su voz cargada de una preocupación genuina. Entiendo tus motivos,
29:10de verdad que sí. Pero tienes que recordar por qué te fuiste. Lo recuerdo cada día, replicó ella,
29:17con un nudo en la garganta. Pero la culpa es un veneno que te consume lentamente. Y volver a
29:24ponerte a su alcance podría ser un veneno que actúe mucho más rápido. Insistió Lope.
29:31Si contactas con ellos, sabrán dónde estás. ¿Qué te hace pensar que no vendrán a buscarte? ¿Qué te
29:37hace pensar que te dejarán vivir la vida que has elegido aquí? Sus palabras eran duras,
29:44pero necesarias. Vera bajó la mirada, consciente de que Lope tenía razón.
29:50El miedo, aquel que la había impulsado a huir, volvió a atenazarla. Pero no puedo vivir así, Lope.
29:57Con esta angustia. Lo sé. Dijo él, y su voz se suavizó. Acercó su mano y rozó la de ella,
30:06un contacto breve pero lleno de significado. Y no te digo que los olvides para siempre,
30:12solo te pido que seas prudente, que esperes. Que te hagas más fuerte aquí, que eches raíces,
30:20para que si un día decides enfrentarte a tu pasado, lo hagas desde una posición de fuerza,
30:24no de debilidad. Vera levantó la vista y lo miró. En los ojos del cocinero no había juicio,
30:32solo un afecto profundo y protector. Se dio cuenta de que, aunque había perdido una familia,
30:39quizás estaba empezando a encontrar otra en aquel lugar inesperado.
30:45La advertencia de Lope no era una orden, sino un acto de amor. Tienes razón, admitió en un susurro.
30:51Es demasiado pronto, demasiado arriesgado. Cuando llegue el momento, yo estaré a tu lado, prometió Lope.
31:01Y en esa promesa, Vera encontró un pequeño bálsamo para su corazón atormentado. La decisión de
31:08contactar con su familia quedó aplazada, pero la conversación con Lope había sembrado una semilla
31:13de paciencia y fortaleza. Aún no era el momento de mirar atrás, aún tenía que aprender a vivir en
31:20el presente que tanto le había costado conseguir. Y ese presente, para todo el servicio de la promesa,
31:28se estaba volviendo cada vez más sombrío. La llegada del nuevo mayordomo, don Cristóbal,
31:34había supuesto un terremoto. Si Ricardo Pellicer había sido estricto, Cristóbal era un tirano.
31:42Su autoridad no se basaba en el respeto, sino en el miedo. Y estaba decidido a borrar cualquier
31:48vestigio del pasado, cualquier lealtad que no fuera hacia él. Nada era como antes. El ambiente en las
31:56cocinas y los pasillos de servicio, antes bullicioso y lleno de camaradería, se había vuelto opresivo,
32:02silencioso. Las risas se habían apagado, reemplazadas por miradas furtivas y susurros
32:09cautelosos. Cristóbal había aplicado su propio orden con mano de hierro. Lo primero que hizo fue
32:16cambiar los turnos de descanso. Los alteró de forma arbitraria, sin lógica aparente, rompiendo las
32:24rutinas establecidas durante años. Lo hizo, decían algunos, simplemente para demostrar que podía.
32:32Para desestabilizar al personal y reafirmar su poder. Pero su edicto más cruel, el que cayó como
32:39una losa sobre el ánimo del servicio, fue la prohibición absoluta de hablar de Rómulo Baeza.
32:46A partir de este momento, anunció en una reunión improvisada en el comedor del servicio, su voz
32:52cortante como el hielo. El nombre del anterior mayordomo no volverá a ser pronunciado entre estas
32:57paredes. No quiero oír menciones, ni anécdotas, ni lamentos. El señor Baeza ya no forma parte de
33:05esta casa. Cualquiera que desobedezca esta orden será despedido de inmediato. ¿Ha quedado claro?
33:12Un silencio sepulcral fue su respuesta. Nadie se atrevió a mirarlo a los ojos. Prohibirles hablar
33:19de Rómulo era como arrancarles una parte de su historia, de su identidad. Rómulo no había sido
33:27solo un jefe. Había sido un mentor, un padre para muchos de ellos, el pilar que había sostenido al
33:33servicio en los momentos más difíciles. La amenaza del despido pendía sobre sus cabezas
33:39como la espada de Damocles. Con los tiempos que corrían, perder el trabajo en la promesa era una
33:45condena a la miseria. Y Cristóbal lo sabía, disfrutaba de su poder, de la forma en que los
33:52criados bajaban la cabeza a su paso. La desconfianza hacia el nuevo mayordomo crecía por momentos. ¿Quién era
34:00este hombre de dónde había salido? Su nombramiento había sido repentino, porque estado por Lorenzo,
34:06lo que lo hacía aún más sospechoso. Se movía por la casa con un aire de superioridad, observando
34:13todo, escuchando todo, como una araña en el centro de su tela. Esa tarde, la tensión era palpable.
34:21Simona y Candela, en la cocina, trabajaban en un silencio casi absoluto, comunicándose con gestos
34:28y monosílabos. Lope, que se unió a ellas tras su conversación con Vera, notó la atmósfera cargada.
34:37¿Qué ocurre? Preguntó en voz baja, se podría cortar el aire con un cuchillo. El innombrable
34:43ha vuelto a hacer de las suyas. Masculló Candela, lanzando una mirada nerviosa hacia la puerta.
34:50Le ha cambiado el turno a Teresa sin motivo alguno, la pobre muchacha tenía planes para ver a su madre
34:56enferma. Y le ha dicho a Mauro que si vuelve a encontrar una mota de polvo en la platería,
35:03lo pondrá a limpiar las letrinas durante un mes. Añadió Simona, su voz temblando de indignación
35:08contenida. Esto no puede seguir así. Dijo Lope, apretando los puños. Alguien debería plantarle cara.
35:17Decirle algo a los marqueses. ¿Y quién se atreve? Replicó Candela con amargura.
35:24¿Tú, yo, para acabar en la calle? Este hombre es un demonio, y tiene el respaldo del capitán.
35:33Estamos atados de pies y manos, tenía razón. Se sentían impotentes, prisioneros en su propio
35:39lugar de trabajo. La prohibición de hablar de Rómulo era lo que más les dolía. Era un intento
35:46de borrar su memoria, de hacer como si nunca hubiera existido. Pero en sus corazones, la
35:53lealtad hacia su antiguo mayordomo seguía intacta, ardiendo como una brasa oculta bajo las cenizas del
35:59miedo. Y esa lealtad, tarde o temprano, encontraría una forma de manifestarse. La opresión de Cristóbal
36:08no estaba creando siervos dóciles. Estaba sembrando las semillas de una rebelión silenciosa.
36:15La noche comenzó a caer sobre la promesa, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y violetas.
36:22Pero la oscuridad que se cernía sobre la finca era mucho más profunda que la simple ausencia de luz.
36:28En la biblioteca, alguien ya había limpiado los restos del jarrón, pero una mancha oscura
36:34en la alfombra y el olor a flores marchitas persistían, testigos mudos de la violencia.
36:42Curro, en su habitación, se miraba al espejo. El hematoma en su rostro era un mapa morado de
36:47la humillación y la furia. Pero en sus ojos ya no había dolor, sino una fría y brillante
36:54determinación. Sobre su escritorio, una hoja de papel en blanco esperaba. Iba a escribir
37:01su declaración, a ordenar sus pensamientos, a preparar cada palabra que diría al marqués.
37:08La guerra había comenzado. En el despacho, Manuel seguía dándole vueltas al informe de Farré.
37:16La traición de Leocadia era una herida abierta. Tomó una decisión. Al día siguiente,
37:22la trataría con total normalidad, observaría cada uno de sus gestos, cada una de sus palabras,
37:28esperando que cometiera un error que la delatara por completo. La caza había empezado. En la galería,
37:36Catalina permanecía de pie mucho después de que su padre se hubiera marchado. Miraba el ala oeste de
37:43la finca, pero ya no con frustración, sino con una esperanza renovada. El camino sería difícil,
37:50lleno de negociaciones y seguramente de discusiones, pero por primera vez, no lo recorrería sola.
37:57Y en la zona de servicio, los corazones latían con ritmos dispares. El de María Fernández,
38:04con una mezcla agridulce de alivio y angustia, preguntándose por el silencio de Samuel.
38:10El de Vera, con el eco de la advertencia de Lope, guardando su pasado bajo llave un día más.
38:16Y los de todos los demás, bajo la sombra opresiva de Cristóbal, uniendo sus miedos
38:23y resentimientos en un lazo invisible de resistencia silenciosa. Aquel jueves de agosto,
38:29el sol se había puesto en la promesa, pero las tormentas más feroces apenas comenzaban a gestarse.
38:34La violencia, la traición, la esperanza y el miedo se habían entrelazado en un nudo gordiano
38:42que amenazaba con estrangularlos a todos. O con obligarlos, finalmente, a encontrar la espada que pudiera cortar.

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