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  • ayer
En la mitología romana, Fama era una figura inquietante: una mujer alada con tantos ojos como rumores y tantos oídos como secretos.
No dormía. No callaba. No se quedaba quieta. Iba de un lado a otro, como si llevara en el pecho una urgencia, un deber irrefrenable de contar lo que escuchaba, sin importar si era cierto o no.

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00:00Hola, ¿qué tal? Yo soy Carolina Hernández y este es Cines Drúculas, tu micro mini podcast
00:05en el que escribo cosas que luego tú me ves leer para sentirme famosa. Hablemos por favor
00:10de la fama. En la mitología romana, fama era una figura inquietante, una mujer alada
00:14con tantos ojos como rumores y con tantos oídos como secretos. No dormía, no callaba, no
00:19se quedaba quieta, iba de un lado a otro como si en el pecho llevara una urgencia. Un deber
00:24irrefrenable de contar todo lo que escuchaba sin importar si era cierto o no. Hoy la fama
00:28ha cambiado, pero conserva la misma esencia, moverse rápido y alimentarse del murmullo
00:33colectivo. Emily Dickinson, si no la conocen, por favor vayan a conocerla, tan adelantada
00:37como lúcida a su tiempo, lo entendió muy pronto y escribió un poema alrededor de eso
00:42y dice, la fama es una abeja, tiene una canción, tiene un aguijón, ah, y también tiene un ala.
00:47¿Por qué? Porque una canción, porque encanta, porque endulza, porque seduce, porque un aguijón,
00:51porque la fama hiere, presiona y destruye. ¿Y por qué un ala? Porque la fama es pasajera,
00:56vuela y se va. Hay algo más que no siempre se nos dice, la fama es una distinción que
01:01no se gana sola, es decir, no se consigue en el aislamiento ni en el silencio. Para que
01:05alguien sea famoso o famosa, alguien más tiene que nombrarlo famoso o famosa, es decir,
01:10la fama, en su forma más cruda, no nace de dentro, se otorga. Y solo nosotros, los seres
01:15humanos, tenemos esa peculiar necesidad de señalar a alguien y decirle, mira, esa persona
01:20merece ser vista, merece ser famosa. Solo nosotros somos capaces de construir un pedestal
01:25con nuestros ojos, nuestras palabras y ahora también, pues, nuestros clics y nuestros
01:29likes. Y aquí viene el punto esencial. La fama no es individual, es una construcción
01:34colectiva. En redes sociales eso se traduce en fortuna digital. Likes, compartidos, comentarios,
01:41guardados, participación. Sin eso no hay nada. Y por eso es tan importante recordar los
01:47seguidores no son sinónimos de impacto real. Es decir, puede haber gente que tenga muchísimos
01:51seguidores, pero no son sinónimo de impacto real. En 2019, Hype Auditor reveló algo que
01:56muchos intuían, pero que no muchos decían en voz alta. Más de la mitad de las cuentas
02:00en Instagram estaban plagadas de bots y un número alarmante de influencers compraban seguidores
02:06falsos. Eso fue en 2019, pero ¿qué crees? Spoiler sigue pasando. ¿Por qué lo hacen? Porque
02:11los algoritmos de las redes sociales premian la apariencia de popularidad. Pero las personas
02:17en las redes sociales no deberían ser medidas como se miden los puestos de comida callejera,
02:22que si hay mucha gente seguro está bien bueno. Acá no. Acá la fila puede ser ficticia y
02:27entonces el platillo que todos ven y aplauden podría estar completamente vacío. No porque
02:32alguien tenga millones de seguidores significa que lo que dice es valioso. Empecemos de una
02:38vez a reconocer el poder que tenemos como audiencia. Nosotros otorgamos la fama. Podemos
02:44elegir a quién se la otorgamos. Entonces, por favor, dejemos de hacer famoso a tanto.

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