Bienvenidos al Chiado: el barrio donde la ciudad se rinde a tus pies, los poetas se multiplican y las estatuas tienen voz de fax renacentista. En este Extra de LHER, David Botello (@DavidBotello4), Esther Sánchez (@estesan1969), Ainara Ariztoy y la actriz Ruth Núñez recorren el corazón bohemio de Lisboa entre cafés modernistas, elevadores steampunk y conventos que se quedaron sin techo, pero con mucha historia. Una ruta con olor a tinta, café y revolución de terciopelo. Si quieres acompañarnos, ¡súbete a la Historia!
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00:00Soy Ester Sánchez, soy David Botello y esto es el contenido extra de La Historia en Ruta.
00:30Extra, extra.
01:00Teatros con historia, librerías con récord guines, casoplones burgueses del siglo XIX, corrientes vanguardistas del siglo XX y, bueno, unas galerías de arte del siglo XXI, pero divinas.
01:11Maravillosas.
01:11El chiado es como ese señor bajito que lleva chaleco, sombrero antiguo y gafas de pasta, que te habla de pintura contemporánea mientras te recomienda un guante de piel hecho a mano.
01:21Aquí todo es elegante, despreocupado, con esas arrugas que deja la historia.
01:26Y al caer la tarde el chiado late con los pasos de los que llegan buscando inspiración.
01:31Se convierte en frontera, pasarela, encuentro, bohemio sin pasarse, clásico sin empalagar, cultureta sin agobiar.
01:38Bueno, yo me quedo aquí a vivir, esto es para quedarse a vivir.
01:41Extra, extra.
01:43En el largo dochiado, la calle más importante del barrio, se levanta una estatua de Antonio Ribeira.
02:06Este señor era un fraile franciscano al que echaron del convento, según se dice, por conducta inapropiada.
02:12¿Qué hizo?
02:14Vaya usted a saber.
02:15Se reinventó como jular urbano, poeta satírico y cronista callejero de lengua afilada.
02:20Recorrió Lisboa con sus versos de tono popular y sus críticas mordaces como un proto-stand-up del Renacimiento.
02:27Madre el señor.
02:28Lo empezaron a llamar chiado porque tenía una voz chirriante, como un chillido, un chiado en portugués.
02:34La palabreja se refiere a ese sonido estridente que hace, por ejemplo, una tetera al hervir o una puerta oxidada.
02:40Vamos, que Antonio sonaba como un fax del siglo XVI, pero con mala leche y métrica perfecta.
02:46Su mote fue tan famoso que acabó bautizando el barrio donde vivía.
02:50O sea, que el chiado se llama así en honor de este señor que se llamaba Antonio Ribeira y que tiene esta estatua tan pintona.
02:57Extra, extra.
03:19Para subir al chiado, lo mejor es el elevador de Santa Justa, una torre de hierro en mitad del barrio,
03:25un ovni neogótico que te sube al cielo de Lisboa en dos minutos y medio.
03:30Fíjate, ¿eh?
03:31Cuando lo ves desde abajo, tan vertical como un dedo levantado al cielo que dice presente,
03:35y con sus filigranas negras sacadas de un cómic steampunk, parece que te sonríe.
03:40¿Vienes o no vienes?
03:42De cerca flipas con las guirnaldas neogóticas de hierro, con un diseño distinto en cada nivel.
03:47Y cuando te metes dentro, de pronto, ya no estás en el siglo XXI.
03:51Estás en un ascensor de madera pulida, con espejos y detalles que habrían enamorado a Julio Verne.
03:57Aquí dentro suena a engranajes, cruje a golpe de nostalgia y huele a aceite de máquina antigua
04:02y a café recién hecho en la terraza que corona sus 45 metros de altura.
04:08Y en cuanto se abren las puertas, arriba, ¡zas!
04:11Entras por la puerta grande del Teatro de Lisboa.
04:13La ciudad se rinde bajo tus pies, la baixa como un tablero de ajedrez,
04:18el tajo brillando como una espada y de fondo el castillo de San Jorge, vigilante.
04:23El elevador te transforma.
04:25Subirlo es como decirle sí al vértigo y la belleza.
04:29Una declaración de intenciones con vistas panorámicas.
04:33Extra, extra.
04:34El elevador de Santa Justa se inauguró en 1902 por obra y gracia del ingeniero Raúl Mesnier de Pontchard.
04:51Raúl tenía tres cosas muy importantes.
04:54Era un tipo nacido en Portugal, tenía un apellido francés dificilito de pronunciar
04:59y era discípulo de Gustave Eiffel, el de la Torre Eiffel.
05:04Claro, por eso no es casualidad que el elevador de Santa Justa parezca primo hermano de la Torre de París.
05:10Es verdad.
05:11Claro, al principio funcionaba con una máquina de vapor.
05:14Parecía una proeza de la revolución industrial más que un transporte urbano.
05:19Cinco años después, solo cinco años, pasó del vapor al voltio.
05:24Le metieron electricidad directamente, purito progreso, del carbón a la chispa sin perder ese aire teatral,
05:32ese romanticismo de sus cabinas de madera.
05:34El motor eléctrico sigue funcionando todavía.
05:37El elevador de Santa Justa es historia en vapor y hierro de la modernidad, el diseño y el progreso.
05:44Un delirio modernista y neogótico de hierro que conecta dos mundos,
05:48la baixa Lisboa y el barrio del Chiado, lo comercial y lo bohemio, el presente y la historia.
06:06Pues al llegar arriba sales a una pasarela metálica que te lleva de cabeza hasta el convento do Carmo.
06:12Bueno, es una iglesia gótica, destripada y preciosa.
06:15Un poema roto en mármol que canta la belleza de lo inacabado.
06:19Una cicatriz que en vez de tapar se ha convertido en su tatuaje más expresivo.
06:23Un fantasma que en vez de dar miedo te serena, qué cosa.
06:26Dentro, el Museo Arqueológico do Carmo guarda huesos, lápidas, sarcófagos, un par de momias peruanas.
06:34Que vaya usted a saber qué hacen aquí.
06:36Una pila bautismal y fragmentos arquitectónicos a cielo abierto.
06:40Durante el terremoto de 1755, el templo se partió en dos y los monjes carmelitas, que no murieron bajo los escombros, salieron en estampida.
06:48Entre rezos, gritos y polvo.
06:50Pero el convento no se vino abajo, se vino arriba.
06:52Pues sí.
06:53Decidió quedarse en ruinas, abierto al cielo, como si hubiera hecho las paces con el apocalipsis.
06:59Es el testigo más honesto de aquel desastre.
07:02Una ruina convertida en monumento.
07:04Aquí los albotantes se estiran hacia el cielo como esqueletos góticos.
07:08Las columnas, que una vez sostuvieron la fe, hoy sostienen la memoria de un desastre.
07:12El único techo es el firmamento.
07:15El convento de Ocarmo no se reconstruyó porque no quiso.
07:18Porque Lisboa entiende que hay ruinas que valen más que los edificios enteros.
07:22Cuenta la leyenda que en el siglo XIV, cuando estaban construyendo el convento,
07:38una bóveda se vino abajo y sepultó a uno de los arquitectos.
07:41Vale, no hay documentación oficial, pero los guías repiten en voz baja este relato con final trágico,
07:47como quien no quiere asustar, pero asusta.
07:49Asusta, asusta.
07:50Asusta.
07:50Aquí, justo frente al convento, durante la Revolución de los Claveles,
07:54se atrincheró Marcelo Caetano, el último presidente del Estado Novo,
07:59en el cuartel de la Guardia Republicana.
08:01Afuera, los militares del Movimiento de las Fuerzas Armadas
08:04le rodearon cantando el gándola a Vila Morena y con claveles en los fusiles.
08:08Aquí se entregó Caetano al general Spínola.
08:12El convento de Ocarmo fue testigo de cómo, sin pegar un tiro, cayó el Estado Novo.
08:16Por eso aquí los pasos se apagan.
08:18Los turistas bajan la voz sin saber por qué y los siglos aún crujen entre los arcos.
08:23Aquí se respira el silencio que deja un temblor cuando todo ha caído.
08:27Los arquitectos, los conventos y las dictaduras.
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08:40La historia en ruta.