Comer delante del televisor puede parecer inofensivo, pero las investigaciones sugieren que este hábito, independientemente de la comida, puede afectar a nuestra salud.
Ver la televisión hace que prestemos menos atención a la comida, lo que puede conducir a un consumo excesivo y a no saber cuándo estamos saciados.
Los estudios indican que pasamos más tiempo comiendo cuando nos distraemos con el televisor, lo que está relacionado con un mayor consumo de calorías.
Además, la exposición a anuncios de alimentos ultraprocesados puede aumentar el consumo de estos productos, especialmente entre los niños, agravando el riesgo de obesidad y otras enfermedades.
Aunque la televisión puede ayudar a los niños a comer verduras distrayéndoles del sabor, los riesgos de comer demasiado persisten.
Aunque hay situaciones en las que la distracción puede llevar a comer menos, es importante prestar atención a lo que comemos y al entorno en el que lo hacemos.