Se confirma que en España hay más tontos que botellines de cerveza.
Siempre pensé que el nuestro era un país de listos, de gente espabilada, pero compruebo con dolor que se ha agilipollado.
Sobre todo en la vertiente política.
Ahí tienen usted a Cerdán, que cumple hoy 33 días en la cárcel y quien en teoría era un fenómeno.
Un tipo con empuje, que a pesar de arrancar como simple electricista, se las arregló para ser cuatro años concejal, otros cuatro presidente de mancomunidad, nueve miembro de la Comisión Ejecutiva Regional del PSN, dos presidente de la Fundación Pablo Iglesias, seis diputado en el Congreso y cuatro Secretario de Organización del PSOE y mano derecha de Sánchez.
Pues esta lumbrera ha acudido a Conde Pumpido, que es a quien recurren todos los delincuentes socialistas y en quien confían que les salve el culo Begoña, el hermano músico y hasta el fiscal García Ortiz, implorando el amparo del Tribunal Constitución para salir de prisión, porque, según él, lo tienen entre rejas para que confiese.
¡Pues para que va a ser, alma de Dios!
Para eso, para que no destruyas pruebas y para que no te fugues con la pasta a República Dominicana.
Además de licenciado en Periodismo, lo soy en Derecho pero les confieso que no tengo ni pajolera idea de cuestiones legales.
En cualquier caso, me ha llamado la atención que entre los derechos fundamentales que, según Cerdán, vulnera su encarcelamiento esta el derecho a la libertad.
Probablemente es lenguaje de leguleyos, pero a todo el que enchironan lo dejan sin libertad. Digo yo.
Es propio de la izquierda en general y de la española en particular, descubrir cada poco la fórmula del botijo o el Mediterraneo.
Pablo Iglesias y sus zarrapastrosos han dado por supuesto que son ellos los inventores del sexo, ignorando que lo del fornicio ya hacía furor en las cavernas y que teniendo salud, las ganas llegan solas.
Donde si son pioneros y ostentan records mundiales estos mangantes, es en el inflado de currículums, en la falsificación de títulos académicos y en el plagio de tesis.
Abrió brecha Sánchez, le siguieron analfabetos y bocazas como Patxi López, Óscar Puente, Manuel Franco o Pilar Bernabé y hoy vemos como dimite el socialista José María Ángel, comisionado del Gobierno para la DANA, que hizo carrera fabricándose titulaciones falsas y entra en capilla Manuel Borrego, líder del PSOE en la provincia de Badajoz, quien alardeaba de ser Ingeniero Químico, sin haber aprobado ni la mitad de la carrera.
Lo de la trampa, la estafa y la mentira es una epidemia entre los socialistas españoles.
Por cierto y antes de irme… me acabo de enterar de que el Ministerio del Interior de Marlaska ha cerrado en firme un pedido de 24.000 granadas lacrimógenas.
Ya me dirán para que las quieren, como no sea para atufar a los ciudadanos decentes cuando salgamos en masa este otoño a la calle, a protestar contra tanta tropelía.