A estas alturas de la temporada, lo que demanda el personal son chascarrillos, pero vamos a darle reflexiones.
Una, para desgracia del marido de Begoña, es que el ministro de Hacienda no se llama Montoro, sino Montero.
Es esa paisana que ven de vez en cuando gesticulando com o una verdulera en el Congreso, que responde al alias de ‘Chiqui’ y cuyo Nº-3 renunció hace nada, tras ser acusado de cobrar mordidas en metálico, a cambio de anular multas fiscales a empresarios afines.