En un episodio que mezcla diplomacia, estrategia política y cierto aire surrealista, el presidente venezolano Nicolás Maduro ha expresado públicamente su agradecimiento al expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero por su mediación en el reciente acuerdo para el intercambio de presos con Estados Unidos.
Esta acción, que ha sido calificada por algunos analistas como un "cambalache" más dentro de la larga lista de maniobras del régimen chavista, pone sobre la mesa una vez más la compleja relación entre España y Venezuela, así como el papel ambiguo que desempeña el PSOE en estos asuntos.
Maduro, conocido por su estilo autoritario y su retórica grandilocuente, hizo esta declaración en un acto televisado que no dejó indiferente a nadie. En él, además de agradecer al presidente estadounidense Donald Trump y al papa León XIV, dedicó palabras elogiosas a Zapatero por sus "valerosas gestiones" para la liberación de 252 migrantes venezolanos detenidos en El Salvador y la entrega de diez estadounidenses presos en Caracas. La ironía no pasa desapercibida: mientras Zapatero intenta proyectar una imagen de mediador imparcial y defensor del diálogo político, Maduro lo utiliza para legitimar un régimen cuestionado internacionalmente.