Tras recibir una alerta a través de un correo electrónico por movimientos en sus cuentas, la vicedirectora de una institución escolar revisó las cámaras de seguridad ubicadas en su lugar de trabajo y pudo comprobar el origen de esas operaciones.
Una de las profesoras que había sido contratada para hacer una suplencia había fotografiado sus tarjetas de crédito con las cuáles intentó hacer una compra.
Tras conocerse la noticia, trascendió que varias docentes ya habían sido estafadas.