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  • hace 3 días
Otro festival de palos.

Ana María Pedro, eurodiputada lusa dentro del Grupo Popular, volvió a darle sopa con ondas al presidente del Gobierno, a Pedro Sánchez, a colación de todos los escándalos que hay a su alrededor.

Esta representante conservadora en el Parlamento Europeo se ha convertido en el verdadero quebradero de cabeza para el inquilino de La Moncloa y en la sesión del 18 de junio de 2025 lo acreditó con pelos y señales:

¿Cuántos escándalos caben en un solo gobierno antes de dejar de ser gobierno y se tornar simplemente en un mecanismo de autoprotección? Cuando juicios, procuradores y el propio Tribunal Supremo levantan la voz, no es formalismo institucional. El Estado de Derecho, señores, no se negocia, no se adapta a los caprichos de los que están en el poder. En España, Sánchez se fía a un esquema de supervivencia donde la lealtad se compra con amnistías y el silencio se recompensa con impunidad. No es gobierno, es captura.

Para Ana María Pedro, en la España sanchista se ha llegado a un punto donde la corrupción se ha relativizado:

España se ha convertido en un teatro donde la corrupción no se niega, se relativiza. El delito no se comete, se interpreta. Y el Estado de Derecho, ese viejo pilar de la democracia europea, ya no es más que un adorno institucional y vacío. La democracia espera, suspendida, como quien observa, con cierta vergüenza, que nadie se atreva a poner fin a la farsa. Porque los españoles lo saben. La justicia nos amnistía. Y mucho menos la impunidad.

Y remachó su intervención con una frase para el marmol:

Cuando la justicia es manipulada desde dentro, deja de ser un asunto interno de España para convertirse en una crisis europea. Señorías, de aquel famoso club del Peugeot, solo queda un hombre por caer. Pedro Sánchez.

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