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  • 6/10/2025

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00:00La aldea de San Lázaro no aparecía en los mapas. Oculta entre colinas secas y caminos
00:05de tierra resquebrajada, era más una cicatriz del pasado que un lugar vivo. Allí no había
00:11electricidad, ni luz artificial. Los relojes se detuvieron una noche de invierno, hace
00:17casi un siglo, y nadie volvió a fabricarlos. El tiempo, desde entonces, se medía en ciclos
00:23de luna y en la distancia entre un funeral y otro. Los habitantes del pueblo hablaban
00:28poco. Cuidaban a sus muertos más que a los vivos. Y todos, sin excepción, evitaban el
00:35pozo en la plaza central. Pero eso fue antes de que llegaran ellos. Elías Martínez era
00:42un hombre curtido por los años. A sus 35, su rostro tenía la firmeza del acero y la mirada
00:48de quien había visto demasiado. Es militar, ahora se dedicaba a explorar pueblos remotos
00:54para escribir un libro sobre creencias populares. Lo acompañaba su hermana menor, Alma, de 20
01:00años. Hermosa, piel clara, cabello negro a sabache, y unos ojos grises que brillaban
01:06como nubes antes de la tormenta. Alma no creía en maldiciones, pero coleccionaba historias
01:12oscuras. Buscaban el mito perfecto. Y San Lázaro les pareció prometedor. Llegaron junto
01:20a seis compañeros. Dormirían en una casona vieja, la única disponible. Su dueña había
01:27muerto una semana antes, sin herederos. El olor a humedad era insoportable, y las paredes
01:33parecían respirar con cada paso. La noche cayó como un velo enfermo. El viento no soplaba,
01:40pero las ramas crujían. En la plaza, el pozo permanecía cubierto con una loza de hierro
01:46oxidado. Nadie se acercaba. Pero Elías, cansado de supersticiones, fue directo a él.
01:54¿Qué puede tener de especial un agujero en la tierra? Murmuró. Levantó la tapa. El eco
02:01fue profundo, húmedo. Nada respondió. Pero cuando se disponía a marcharse, escuchó algo.
02:09Un susurro. Delgado. Lejano. Alma. Elías se quedó helado. Su corazón retumbó como un tambor roto.
02:22Reconoció la voz, era de su hermana, pero Alma no estaba allí. Volvió corriendo a la casa. Alma
02:29dormía. ¿Escuchaste eso? Preguntó. ¿Qué cosa? Replicó ella, somnolienta. El pozo dijo tu nombre.
02:41Ella lo miró con incredulidad. ¿Estás bebiendo otra vez? Pero Elías no respondió. No había bebido.
02:51No había fumado. Y jamás había creído en nada, hasta esa noche. A la mañana siguiente,
02:58Gaspar estaba pálido. No desayunó. No habló. Solo se quedó mirando por la ventana, con los labios
03:06apretados. ¿Qué le pasa? Preguntó Lina. Escuchó algo, murmuró Valeria. Anoche. También bajó al pozo.
03:19Gaspar, con voz temblorosa, susurró. La voz dijo mi nombre. Tres días. Así decían los ancianos.
03:29Quien oye su nombre en el pozo muere a los tres días. Valeria no quiso esperar. Se adentró en la
03:35biblioteca del pueblo, una sala decrépita con más polvo que libros. Entre manuscritos olvidados,
03:42halló un cuaderno con una tapa de cuero carcomido. Dentro, leyendas escritas a mano en una tinta que ya
03:48casi no se leía. La voz del pozo es el hambre del inframundo. Cada nombre es una deuda que reclama
03:55la tierra. Valeria sintió que algo la observaba. Cerró el libro. El aire estaba helado. Se fue sin
04:05mirar atrás. Gaspar desapareció al atardecer. No gritó. No pidió ayuda. Solo, no volvió.
04:16Rafaela, al notar su ausencia, fue a buscarlo. Encontró su botas afuera del pozo. Una cuerda
04:23colgaba en la boca, cortada. Esto no tiene sentido, dijo Samuel. Nadie puede desaparecer así. Pero
04:32desapareció, murmuró Esteban, encendiendo una vela. Esa noche, nadie durmió. Alma despertó a
04:40medianoche empapada en sudor. Había soñado con su madre, muerta hace años. En el sueño, su madre la
04:48llamaba desde el fondo del pozo, con los ojos vacíos y la boca ensangrentada. Elías la abrazó. Sabía que
04:55algo se había activado. Algo que no debía tocarse. Samuel comenzó a escuchar voces. En el baño. En las
05:05paredes. En su mente. Se encerró con un bisturí, tallando símbolos en la madera, murmurando fórmulas
05:13médicas como si fueran exorcismos. No me va a tocar, no me va a tocar, decía entre dientes. Valeria,
05:21preocupada, buscó más pistas en el diario antiguo. Encontró una historia, un forastero que escuchó un
05:27nombre que no era el suyo. Murió igual. El pozo no se equivocaba. Solo avisaba. Elías, le dijo Valeria,
05:38si escuchaste el nombre de Alma, no significa que estés a salvo. Quizá te usaron como canal. Él se
05:45quedó en silencio. Rafaela desapareció esa misma tarde. Su linterna fue hallada encendida, flotando
05:53en el pozo. Alma decidió irse. Elías quiso impedirlo, pero ella estaba decidida. La casa estaba
06:02maldita. El pueblo entero también. Esa noche, Lina gritó. La encontraron temblando en la cocina,
06:11con las uñas ensangrentadas. Estaba en el espejo. La vi. Vi mi reflejo abrir la boca y gritar mi nombre.
06:20Esteban comenzó a grabar. No por morbo, sino por miedo. Quería pruebas. Pero cuando reprodujo el video,
06:29todos lo oyeron. Una voz entrecortada. Grave. Antinatural. ¿Elías? Eso no es posible,
06:40susurró Alma. Ahora sí dijo mi nombre. Elías decidió bajar. Ató una cuerda a su cintura y
06:48descendió con una linterna y un crucifijo de madera que había encontrado en la habitación de la casona.
06:53El interior del pozo era más ancho de lo que parecía. Olía a tierra podrida y a carne vieja.
07:01¿Quién está ahí? Gritó. Nadie respondió. Solo, un murmullo. Como uñas rascando hueso.
07:11Entonces la vio, una figura encorvada, cubierta de vendas negras, sin rostro, susurrando nombres
07:17escritos en piedras colgadas de sus dedos como anillos. ¿Qué eres tú? Gritó Elías. La figura
07:25giró la cabeza, y su boca se abrió en una grieta imposible. Soy lo que queda cuando el olvido se
07:31pudre, dijo. Elías subió con el alma desgarrada. Sabía lo que tenía que hacer. Alma y los otros
07:39sobrevivientes, Lina, Valeria y Esteban, esperaban en la sala, armados con cuchillos,
07:45antorchas improvisadas y fe fracturada. No hay forma de detenerla, dijo Elías. Solo hay una
07:52salida. ¿Cuál? El pozo no es un pozo. Es un umbral. Si sellamos el nombre, cerramos el portal.
08:03Valeria recordó el diario. Quien escribe el nombre en fuego y entrega al silencio, borra la deuda.
08:08Entonces, sobre una hoja vieja, escribieron. Alma Martínez. Alma, entre lágrimas, prendió fuego a la
08:18hoja. El pozo tembló. Un rugido sordo sacudió el pueblo. Y luego, nada. Al día siguiente, se marcharon.
08:29Solo quedaban cuatro. San Lázaro se tragó su historia. El pozo fue tapado con cemento y sal. Pero
08:37mientras conducían entre los cerros, Valeria sintió un escalofrío. En su oído, una voz susurró.
08:45Valeria. Y supo, con absoluta certeza, que el pozo no se había cerrado. Solo estaba esperando.

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