«Nadie sabe el miedo que se pasa», dice esta mujer que teme ser agredida de nuevo por su expareja, un hombre que se cambió de sexo y se inscribió como mujer en el Registro Civil. Este nuevo estatus permite al hombre continuar acosando a su expareja, que queda excluida de las ayudas de la ley de violencia de género.
En esta situación vive Rosa -nombre ficticio- cuya expareja y padre de sus dos hijos fue condenado a 15 meses de cárcel que todavía no ha cumplido y por la que ha pedido el indulto al Gobierno. La última vez que la agredió, afirma la víctima, fue hace poco más de un mes.