Cuando empiezas a hacer ejercicio y a cuidarte, es posible que tengas agujetas. A veces, puede apetecerte seguir con tu rutina y no descansar ni un día. Los estudios han demostrado que el ejercicio puede ayudar a reducir la rigidez, pero es importante hacer los ejercicios adecuados. Por ejemplo, puedes dar un paseo o hacer ejercicios ligeros de movilidad para aumentar el flujo sanguíneo y relajar los músculos. Sin embargo, es importante escuchar a tu cuerpo. Si te duelen los cuádriceps y los glúteos, no hagas sentadillas, mejor estírate. Un buen calentamiento y enfriamiento te ayudará a recuperarte, prevenir lesiones y entrenar con más frecuencia. Las terapias de calor y frío, como las saunas y los baños de hielo, también te ayudarán a recuperarte. Si tienes agujetas, es mejor hacerlas antes de entrenar.