Alfonso Rojo: “La voz de Aznar, el golpismo de Sánchez, la Brunete Pedrete y la Plaza de España”
  • hace 7 meses
Aznar es un tipo antipático, pero ha terminado por caerme bien.
Justo antes de ganarle las elecciones de 1996 a Felipe González, solía recalar en un club de pádel contiguo a mi antiguo periódico y alguna vez, cuando les faltaba un jugador, me llamaban y él y yo hacíamos pareja contra Pedrojota y el telefónico Villalonga.
Uno tiende a imaginar que alguien con quien has deambulado en calzoncillos por un vestuario y compartido pelotazos, tendrá la gentileza de saludarte. 
Nada de llamarte para hacer confidencias, pararse un instante o estrecharte la mano. Un simple gesto.
Pues nada. No mucho después de aquellos partidos infames, en una tienda de campaña militar donde las tropas españolas destinadas en Albania habían montado la guardería, me di de bruces con el Aznar presidente del Gobierno. 
No había resquicio al error. Yo era el único civil adulto del recinto. Y el único disfrazado de reportero.
Pues ni levantó las cejas o me cruzó la mirada.
Con el ego levemente dolido escribí una columna, relatando el incidente, y él, educado y glacial, me telefoneó diciendo que disculpase; que no era maleducado, sino tímido.
Probablemente no ha cambiado, porque me sigue pareciendo muy estirado, pero eso no impide que hoy figure en el pabellón de mis héroes.
 No porque haya aprendido inglés o se haya puesto cachas en tiempo récord, lo que tiene mérito dadas la edad y las circunstancias, sino por lo que sale por su boca.
En el PP abundan quienes echan pestes de Sánchez, del PSOE y de la suicida deriva por la que intentan meter a la sociedad española, pero casi el único político relevante que se atreve a reivindicar la Reconquista, a criticar la fascinación de los ‘progres’ ante el ‘islamofascismo’ y a llamar a la movilización contra la claudicación sanchista, es él.
Tranquiliza descubrir que no estamos solos y que no todo el mundo ha perdido el sentido común.
Lo de Aznar, por mucho que berreen la portavoz del ‘Gobierno Frankenstein’, la Cadena SER, LaSexta, El País, TVE y los apesebrados tertulianos de la ‘Brunete Pedrete’, no es golpismo.
El expresidente popular se ha limitado a recordar a la ciudadanía, que existen obligaciones morales, democráticas y cívicas y que es imperativo echarse a la calle en momentos como éste.
Golpismo es abrazarse al fugado Puigdemont. Golpismo es blanquear al etarra Otegi. Golpismo es rodear el Parlamento andaluz o el Congreso de los Diputados para boicotear investiduras. Golpista fue aliarse con el zarrapastroso Iglesias, socio de los torturadores chavista. Golpista es asaltar la Justicia.
Golpista es insultar a los millones de españoles que quieren y se preocupan por su Patria.
Golpista son el socialista Sánchez y la panda que le adula, arropa y sostiene, para ver si pilla algo. 
Así que ya saben: el próximo domingo 24 de septiembre, todos a la Plaza de España de Madrid contra el golpe de estado.
Y como nos quedarán ganas y fuerzas, a la calle otra vez el 8 de octubre en Barcelona, en la manifestación convocada por Sociedad Civil C
Recomendada