Apenas medio mes después de que el propio presidente socialista se vanagloriase de las reservas gasísticas de España y su nefasta ministra de Transición Ecológica desafiara a la Unión Europea anunciando que no habría limitaciones, el Gobierno PSOE-Podemos decretó el mayor apagón de Europa. Todo bajo la amenaza de multas millonarias.

Desde que está en La Moncloa, el líder del PSOE se ha topado varias veces contra el Tribunal Constitucional, por su afición a pasarse la ley por el arco de triunfo.

Pero lo suyo es aferrarse al poder y no el sentido común. Por eso abusa del Falcon y sigue engordando su faraónico Gobierno con enchufados y asesores que no valen para nada.

Un Gobierno serio no cambiaría de discurso en quince días, y tampoco convertiría a los consumidores, autónomos y empresarios en culpables del desastre que provocan sus propias políticas.

Con media España arrasada por el fuego y toda ella sumida en un frenético apagón, que Sánchez se permita irse de veraneo a un palacio a bordo de Falcon le añade a la ineptitud unas dosis de desprecio y arrogancia simplemente inaceptables.

Las propias de un presidente henchido de soberbia, que terminará imponiendo en España las cartillas de racionamiento, hasta para ir al supermercado. Lo de la iluminación y el aire acondicionado es solo el aperitivo.