Alfonso Rojo: “El Gobierno Sánchez ha perdido el oremus y los españoles la buena educación”
  • hace 2 años
Se cumplen 20 años de las masivas, ruidosas y aplaudidas manifestaciones contra el Plan Hidrológico de Aznar, en las que, al unísono, los mismos que ahora claman para que se les ayude, se drenen sus calles, se pongan diques y se les de dinero para compensar el desastre, gritaban hasta desgañitarse en Aragón, Navarra y Cataluña ‘el agua del Ebro para nosotros”.

No voy a bromear sobre el asunto, porque es dramático, pero si existe el karma y recibimos un castigo por nuestros actos, habrá seguro quien piense que los que se negaron en redondo a compartir el agua con la España seca, están recibiendo ahora lo suyo, por insolidarios.

De todas formas, hoy no quiero centrarme en eso y ni siquiera en la estupidez del Gobierno Sánchez, que suele ser lo habitual.
Tampoco en que los síntomas totalitarios han dejado de ser anécdota y comienzan a ser crónicos en España.

Y una prueba más es lo ocurrido en la Universidad Complutense –esa en la que supuestamente enseñaban Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero-, donde el opositor venezolano Leopoldo López -que fue encarcelado por el dictador Maduro - fueron atacados ayer por una banda de estudiantes al grito de 'asesino y fascista'.

Ni siquiera voy a comentar que la compañera o excompañera de Iglesias, que es ministra de Igualdad, ha llevado al B.O.E una disposición en virtud de la cual y, aunque una mujer no haya demostrada que es víctima, o haya hecho denuncias falsas, podrá recibir ayudas y subvenciones sacadas de nuestros impuestos. Incluso, aunque un juez la haya condenado. Delirante.
Hoy voy a hablarles de formas, estilos, conductas y buena educación.

Seguro que ya se han dado cuenta de que ahora en España te tutea todo el mundo.

No sólo en la escuela, el colegio o la universidad, donde el profesorado ha dejado de estar constituido por Doña Pilar, Don Carlos o la señorita Gámez, para convertirse en ‘oye tu’ o algo parecido.

O en el sistema hospitalario, donde el vetusto notario de provincias ha pasado de ser el Don Jerónimo de toda la vida a ‘Jero’, ‘cielo’ o ‘cariño’.

Pasa en todos los sitios. Entras a una gasolinera, un supermercado, una oficina, un bar o un ministerio y por mucho que te dirijas al empleado de turno con el preceptivo y respetuoso ‘usted’ de toda la vida, la respuesta te vuelve siempre en forma de ‘¿cómo lo quieres?, ‘¿te lo envuelvo?’, ‘¿te lo pongo con leche?’ o ‘aquí tienes’.

Es inútil que hagas un esfuerzo y repitas una y otra vez el ‘usted’ y extremes la cortesía en el tratamiento.
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