The Slave (La esclava) [1909]

Nerada, una hermosa chica romana, es muy deseada por los amantes, entre los que se encuentra Deletius, un rico patricio, pero ella se aferra a la rosa blanca de la pureza; rechaza los dones del noble y acepta a uno de su propia casta, el pobre joven escultor Alachus, con quien se casa. Unos años más tarde visitamos el taller de Alachus y descubrimos que la amarga pobreza es la suerte de la pequeña familia romana, ahora aumentada por un niño que yace enfermo de muerte. Regresando de un viaje fatigoso e infructuoso tratando de vender sus estatuas, el pobre escultor entra, pero hasta los mismos dioses parecen conspirar en su contra, y ahora se encuentra cara a cara con ese espectro ue es el hambre. Dolorido y débil, se desploma en el sofá desmayándose. La pequeña y valiente Nerada, en dolorosa angustia, se da cuenta de que la sangre vital de su vida está menguando, lenta pero segura por falta de alimento. Desesperada decide hacer el sacrificio, aunque sea espantoso, odioso y desgarrador, yendo al mercado de esclavos para ser vendida como esclava para que las vidas de su esposo y su hijo puedan salvarse con el producto del mismo. Mientras tanto, durante todos estos años, Deletius ha sufrido mucho, porque amaba verdadera y honestamente a Nerada, y desde el momento en que ella rechazó su amor, que entonces pensó, como en muchas otras ocasiones, que no era más que una fantasía fugaz. La desidia y el aburrimiento son las constantes de su vida y la adulación de sus esclavos y asistente le parece una burla vacía. Nada parecía poder hacerse para sacarlo del abismo del hastío, hasta que su secretario concibe la idea de asistir al mercado de esclavos con la esperanza de obtener una nueva cara que pudiera interesarle. Decidido a encontrar una hermosa chica para su amo, y sintiéndose seguro de que hay un medio para disipar el letargo de su amo, llega en el momento en que el amo de esclavos pone a Nerada en el estrado. Después de una oferta enérgica, Nerada es vendida al secretario, y está a punto de ser llevada al palacio de su maestro, cuando Alachus se apresura a llegar al enterarse de la acción de su esposa. Pero es demasiado tarde; ella es de otro por derecho de compra, por lo que regresa con el corazón roto a su estudio para recibir otro golpe más severo aún, su hijo yace muerto. Asistido por su amigo y vecino saca la preciosa flor marchita para su entierro. Cuando Nerada entra en presencia de su nuevo maestro, el asombro es mutuo. Deletius, al principio, se inclina a regodearse, pero cuando escucha el llamamiento desesperado y desgarrador de la noble joven, se da cuenta de lo precioso que es el amor verdadero y abnegado, por lo que la rosa blanca de la pureza permanece inmaculada y decide devolverla a sus seres queridos. En la casa de Alachus, qué lamentable escena les da la bienvenida. El dolor ha destrozado la razón del pobre escultor, pero al ver a Nerada, el velo de la oscuridad se desvanece lentamente ante un nuevo amanecer para ambos.