Un proyecto científico en México, iniciado en 2023, emplea tecnologías geoespaciales, sensores remotos y análisis biológicos para mejorar las estrategias de localización de fosas clandestinas. El estudio utiliza cadáveres de cerdos, por su similitud anatómica con los humanos, para reproducir las prácticas de inhumación utilizadas por el crimen organizado y así generar datos aplicables a casos reales.