En medio de la persecución antiinmigrante en EE.UU. y una profunda crisis económica y política, un joven de 33 años, socialdemócrata e hijo de migrantes, emerge como el próximo alcalde de Nueva York. Su victoria simboliza la resistencia de las mayorías frente a las políticas excluyentes y la esperanza de un cambio progresista en tiempos de incertidumbre.