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  • 13/6/2025

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Transcripción
00:00El aislamiento me talló a su imagen y semejanza. La presencia de otra persona basta a una sola
00:07persona. Me retrasa de inmediato el pensamiento, y mientras que en el hombre normal el contacto
00:14con los otros es un estímulo para la expresión y la palabra, en mí ese contacto es un contraestímulo,
00:21si es que esta palabra compuesta es viable en el marco del lenguaje. Soy capaz, a solas conmigo
00:30mismo, de idear innumerables dichos, respuestas rápidas a lo que nadie preguntó, figuraciones
00:38de una sociabilidad inteligente con ninguna persona. Pero todo eso se me desvanece si estoy ante un
00:45otro físico. Pierdo la inteligencia, dejo de poder hablar, y al cabo de unos cuartos de hora solo
00:53siento sueño. Sí, hablar con la gente me da ganas de dormir. Solo mis amigos espectrales e imaginados,
01:01solo mis conversaciones sucedidas en sueños, tienen una verdadera realidad y una relevancia
01:08justa, y en ellos el espíritu está presente como una imagen en el espejo. Me apesadumbra,
01:15por otra parte, la sola idea de ser forzado a un contacto con otro. Una simple invitación para
01:22cenar con un amigo me produce una angustia difícil de definir. La idea de una obligación social cualquiera,
01:29ir a un entierro, tratar con alguien de algo de la oficina, ir a esperar a la estación a una
01:35persona conocida o desconocida. Solo esa idea me perturba los pensamientos de todo un día,
01:42y a veces empiezo a preocuparme desde la misma víspera, y duermo mal, y el caso real, cuando ha
01:49pasado, es absolutamente insignificante, no justifica nada. Y el caso se repite, y yo no aprendo nunca
01:57a aprender. Mis hábitos son los de la soledad, no los de los hombres. No sé si fue Rousseau,
02:04si Sincour, quien dijo esto, pero fue algún espíritu de mi especie. No podré quizás decir que de mi raza.

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