Ana Rosa Quintana sacudió de lo lindo al Gobierno Sánchez después de estallar por los aires el 'caso Santos Cerdán' con un informe de la UCO que es demoledor no solo con el ya exsecretario de Organización del PSOE, sino con toda la banda del Peugeot.
En su editorial en 'El Programa de Ana Rosa' (Telecinco), la periodista no se cortó y aseveró que todo el mandato de Sánchez al frente del PSOE ha sido todo un engaño y un robo:
Buenos días, vamos a decirlo en castellano antiguo. Son unos sinvergüenzas. Llevan robándonos 11 años mientras hablaban de bulos, de fango y de regeneración. 11 años de corrupción, cloacas, pucherazos, fontaneros, comisiones ilegales, prostitutas, cohecho, prevaricación y nepotismo. Un informe demoledor de la Guardia Civil al que el presidente da carpetazo con 'todo esto no tiene nada que ver conmigo, pío, pío, que yo no he sido'.
Resulta que ir montado en un Peugeot recorriendo España con una organización criminal no tiene nada que ver con el presidente, como si Sánchez fuese el pasajero de un Blablacar con el que ha coincidido por casualidad con esos tres chorizos que le llevaron por casualidad hasta la Moncloa. Las consecuencias, de momento ninguna. Ni elecciones anticipadas ni dimisión. Tan sólo una auditoría externa. Como si en los libros de cuentas se reflejasen las mordidas como hacía Al Capone.
Ana Rosa resaltó todo lo que ha tenido que acontecer para que Sánchez dé la cara:
44 días y 500 páginas ha tardado Sánchez en dar la cara. Y lo ha hecho apareciendo maquillado por un tanatopractor. Para dar un discurso disfrazado de plañidera al borde de unas lágrimas que no le salen porque se estaba riendo de nosotros. Sólo le quedó tomarse cinco días de reflexión. Un victimismo impostado que se traduce en que Sánchez quiere aguantar hasta 2027 porque él no asume ninguna responsabilidad. Él nombró a sus imputados y él los ratificó cuando estaban bajo sospecha.
Se oyó hablar mucho del invigilando, que Sánchez ha convertido en un inratificando. Un cinismo insólito que comenzó en las primarias de 2014, cuando Santos Cerdán le dijo a Koldo, así bajito, para que no se oyera, sin que nadie te vea, metes dos papeletas en la urna. Luego vendría la urna detrás del biombo. El Peugeot, la imputación de su mujer, la de su hermano, la del fiscal general, la de su primera mano derecha, Ábalos, la de su segunda mano derecha, Cerdán. Nadie en la historia había perdido dos manos derechas.
Se preguntó quién sería ahora la persona de confianza capaz de amañarle procesos internos en el PSOE o negociar futuras legislaturas:
¿Quién será ahora la mano que mece la cuna para amañar primarias o negociar legislaturas con fugados en Waterloo o con Bildu? Quedan pocas manos, porque todos se las han quemado poniéndolas en el fuego. Que pase el siguiente.