El Gobierno de Nuevo León declaró por fin al río Santa Catarina como un Área Natural Protegida y santuario biológico, poniendo un alto a décadas de improvisación y saqueo urbano –es decir: no más construcciones en el cauce y no más vertidos ilegales de empresas que ante la falta de certeza, contaminaban a diestra y siniestra el cauce del río.