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  • 8/6/2025
No son necesarios profundos análisis políticos para asomarse al abismal divorcio que existe entre los empresarios mexicanos y los ciudadanos

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00:00No son necesarios profundos análisis políticos para asomarse al abismal divorcio que existe
00:18entre los empresarios mexicanos y los ciudadanos. El conflicto es muy básico. Algunos poderosos
00:25hombres de los negocios tienen una visión simplista e incluso hasta primitiva al asomarse
00:30a la política. Y lo que es peor, creen que sus puntos de vista son irrebatibles por aquellos
00:35simples mortales que para su desdicha también votan y para desgracia son mayoría. Son esos
00:41empresarios que abrevan su filosofía política no en diplomados, maestrías y doctorados, sino en la
00:47tesis que ellos mismos, bajo su incestuosa óptica, difunden en el hoyo 19, ese bar en el que con un
00:54trago en la mano debaten después de 18 extenuantes hoyos de golf. Y para muestra, basta asomarse a
01:01dos hechos recientes ocurridos, el primero en Guadalajara y el otro en Monterrey. En la Perla
01:06Tapatía, el empresario Jorge Vergara, el tiburón propietario de Omnilife y del equipo de fútbol
01:12Chivas, celebró a principios de marzo su megaevento con sus distribuidores de sus productos en el
01:17Estadio del Rebaño Sagrado. Y tuvo la iniciativa de invitar al candidato del PRI Partido Verde y
01:23Panal, José Antonio Mead, para presentarlo como su amigo, un agente que tiene valores
01:28muy parecidos a Omnilife. El error de Vergara fue el de convocar solo al candidato PRIista
01:35no PRIista, excluyendo a todos los demás. Y eso, su auditorio, que para todo fin práctico
01:41son sus empleados o socios, lo interpretaron como un mitin político tricolor. El resultado
01:47fue que los asistentes produjeron un sonoro abucheo de reprobación al espaldarazo de su jefe
01:52al candidato del PRI, obvio a decir el desconcierto en el que se hundió el empresario jalisciense.
02:03El otro hecho se dio en la Sultana del Norte, en la cuna del Tecnológico de Monterrey, a donde
02:08acudieron en pasarela los cinco candidatos a la presidencia 2018. Con un consejo presidido
02:14por el empresario José Antonio Fernández, quien abiertamente hace proselitismo en favor
02:19del panista Ricardo Anaya, como hace seis años lo hizo por Josefina Vázquez Mota,
02:23los estudiantes escucharon a todos los aspirantes. Para sorpresa de los jerarcas de la institución,
02:29que se presume conservadora y alejada de lo que ellos califican como populismo, el candidato
02:35que más sonoros aplausos recibió fue Andrés Manuel López Obrador. De acuerdo a la medición
02:40de los decibeles aplicada por el diario Reforma, el candidato de Morena no solo fue quien registró
02:45los aplausos más estridentes, sino que al final fue despedido con gritos de
02:49¡Presidente! ¡Presidente! ¡Presidente! ¡Presidente!
02:56Pueden imaginar los comentarios de los consejeros que, sin duda, como sucedió hace seis años,
03:02acabaron por calificar casi de hereje a un alumnado que por su nivel intelectual no son
03:08sujetos a ser manejados como marionetas. Ni los distribuidores de OmniLife ni los estudiantes
03:13del Tecnológico de Monterrey podrían ser incluidos entre las masas de desposeídos
03:17de la nación, califican en todo caso como respetables mexicanos, que tienen la suerte
03:22de vivir de un empleo bien remunerado o que asisten a una universidad de privilegio de
03:26clase mundial. Pero el contraste entre lo que opinan sus líderes Vergara y Fernández
03:31deja en claro el divorcio que existe entre un amplio sector del empresariado mexicano y
03:36la ciudadanía, sean empleados o alumnos. Y ese abismo se da con tanta evidencia. Podemos
03:41entender el por qué en México vivimos una radicalización política que divide, polariza
03:47y descalifica a quienes tienen la osadía de no pensar como quienes se dicen los dueños
03:52del dinero y del poder.

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