En 2016, lo recordarán, el Departamento de Justicia de los Estados Unidos inició una investigación sobre más de una decena de espías hackers rusos por haber interferido en las elecciones presidenciales donde se elegía a una jefe de Estado demócrata, Hillary Clinton, o a uno republicano, Donald Trump. Se filtraron correos electrónicos de quien fuera secretaria de Estado con el presidente Obama; el propio Trump, siendo candidato, animó a su “amigo” Vladímir Putin a robar estos mails de Clinton o sobre Clinton, 50.000 en total, según el FBI. Así transcurrió una campaña electoral que, como saben, culminó con la primera victoria de Donald Trump.