Aunque le faltan diez años para la jubilación, cualquier día vemos a Santos Cerdán alineado con unos cuantos pensionistas, mirando extasiado desde la valla como maniobran las excavadoras y se afanan por los andamios los obreros de la construcción.
En un patético intento de ponerse la venda antes de la herida, el secretario de Organización del PSOE afirma que es ‘normal’ que preguntara por las obras que afectaban a Navarra.
Hombre, Santos, nada de malo habría en preguntar, pero lo tuyo iba mucho más allá.
Es que te colaste sin casco en las reuniones entre técnicos del Gobierno Sánchez y del navarro, para impulsar obras como las de los túneles de Belate, sin ser miembro de ninguno de los dos Ejecutivos.
Lo que demuestra que tu interés en el asunto eran a todas luces los 40 millones que aportó el Ministerio de Transportes, donde entonces mandaban tus amigos Ábalos y Koldo.
¿Fue en condición de electricista, que es tu profesión, como asististe a ese encuentro o fue en la de comisionista?
Y ya puestos… ¿qué pintabas en la reunión del 22 de diciembre de 2020 entre Teresa Ribera y María Chivite, sobre los proyectos que podían optar a fondos europeos?
Creo que los guardias civiles de la UCO alistan un informe que mandará al banquillo al sucesor de Ábalos en ese entramado apestoso que es el PSOE y quizá había que preguntarse como se puede caer tan bajo y tan rápido.
Y también, que facilita o estimula que la metástasis de la corrupción se extienda a semejante velocidad por las filas socialistas, salpicando por igual a Begoña ‘catedrática’ que a un concejal de pueblo.
Le he estado dando vueltas y creo que la ejemplaridad es determinante.
La corrupción es una constante en la historia del PSOE.
En tiempos de Felipe Gonzalez tuvimos Filesa, Ibercorp, los cafelitos de Juan Guerra, los trinques del cuñado Palomino y hasta el caso Roldán, que robó incluso a los huérfanos de la Guardia Civil.
Después hemos visto el atraco millonario de los EREs y múltiple trapacerías.
Lo que padecemos ahora, producto de los siete años de sanchismo, es otra cosa.
Me da la impresión de que la tropa ha visto como se hacía multimillonario Bono, sin otra actividad conocida que la política, los onerosos apaños de Zapatero con chinos y chavista y a Pepino Blanco convertirse en magnate a golpe del comisiones y el rojerio ha concluido que hay barra libre para meter la mano en la caja.
A pillar, que lo público no es de nadie, como decía una vicepresidenta a Sánchez que se llama Carmen Calvo y ahora es presidenta del Consejo de Estado.
