Hablamos de una hamburguesa de McDonald’s, la última que la cadena sirvió en Islandia, que estuvo 13 años intacta y con aspecto comestible. Un hombre oriundo del lugar compró un combo en 2009, antes de que la franquicia echase allí el cierre, y quiso guardarla como recuerdo y poner a prueba ese rumor sobre la capacidad ‘antidescomposición’ de sus productos. Te contamos el resultado.