Policía se traga una bala para impedir asalto

  • hace 2 meses
Celso Ávila pensó que ese sabor metálico en su boca era sangre, pero, en realidad, lo que saboreaba eran fragmentos de una bala hecha de níquel y acero que le había entrado por la mejilla izquierda, roto la mandíbula, cortado la lengua y se le había alojado en la papada.

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