La pequeña Lulú y el crecimiento de la mujeres en el boxeo
  • el año pasado
Diez años después, sigue enfocada, entregada a un gimnasio, al mismo sitio que se convirtió en algo así como su otra casa. Lourdes “La Pequeña Lulú” Juárez, una chica que retó al tiempo, porque los años los guardó en el baúl, con la bandera femenina en todo lo alto lanza que ser boxeadora ha sido magnífico, incluso por encima de las diferencias de género que aún existen. La Pequeña Lulú, hermana de otra excampeona del mundo, Mariana “La Barby” Juárez, con una década a cuestas de soltar los puños, demanda que les den su lugar, porque el trabajo que hacen apunta como muy intenso, sin distinciones, pues lo del bigote o los labios pintados, encima del poderoso ensogado sale sobrando. Juárez, quien ya probó las mieles de la gloria, calzándose el título del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) en Peso Supermosca, comparte respecto a su remojo en el pugilismo, uno que se dio porque le empezaron a ver cualidades, aunque tampoco es que fuera el mejor día de su vida, porque ser parte de esta batalla en serio que es para chicas superdotadas, y ella empezaba a formar su etiqueta. Ya siendo mamá, pues su incursión en este mundo se dio con 26 años de historia, comparte que los suyos la arroparon, y entonces armaron un equipo en busca de conseguir grandes triunfos, en conjunto. Lourdes, como una ferviente admiradora de Mariana, con el arropo de ésta, siguió sus pasos en el pugilismo, y aclara que, al menos ella, en ese camino de ir evolucionando, no la sufrió con el machismo de los chicos con los que pudo entrenar, y menos de los profesores.
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