Ha salido la canalla político-periodística en tropa contra Tamames, por atreverse a encabezar una moción de censura contra el socialista Sánchez y unos descalifican al legendario economista por su edad y otros porque alguna de las ocurrencias que ha soltado a lo largo de su larga, vibrante y variopinta trayectoria.
Cierto que la operación de VOX no culminará con el derrocamiento del jefe de la Coalición Frankenstein, pero la realidad es que a Tamames sólo le mueven dos cosas: una es poner la guinda a su espléndida carrera.
Otra, más importante, es denunciar el delirio, la cutrez, la insensatez y el coste que el Gobierno PSOE-Podemos entraña para España.
Además de remover conciencias, Tamames pretende dejar en evidencia la desvergüenza de todos estos socialistas que, por seguir chupando del frasco, aplauden como focas de circo desde la rebaja de la malversación a la eliminación de la sedición, pasando por la Ley del Sí es Sí al despropósito de la Ley Trans o la aberración de la Ley Animal.
También esa corrupción, que parece parte del ADN del PSOE, y que ahora, sumándose a la interminable lista de ‘filesas', ‘malesas’, ‘roldanes' y ‘ERE’, reaparece en la forma ‘Tito Berni’.
Lo más descacharrante de la trama de corrupción montada por Juan Bernardo Fuentes Curbelo es lo del Viagra.
El diputado socialista no sólo suministraba a sus compañeros de siglas cenas pantagruélicas, farlopa y meretrices.
También les daba pastillas azules a granel, para facilitarles el ‘presenten armas’ a la hora de tener sexo.
Es de coña, casi tanto como la cínica reacción del PSOE, que se considera a salvo por haber pedido hace 15 días la dimisión de su compañero de correrías, el que sale en las fotos abrazado a Tito Sánchez.
Berni entraba y salía del Congreso como Tito por su casa, colocaba parientes en el Gobierno Canario y tenía acceso a secretarios de Estado y quizá ministros.
Hoy nos hemos enterado de que la trama celebró juergas hasta 39 veces mientras su mentor hacía de ponente de la ley del PSOE contra el Fraude Fiscal y subía a la tribuna del Congreso a defenderla.
Y de que además de la francachela con 15 diputados, hubo otra con cinco en la que la cena previa a la orgía tuvo como escenario el ‘Ramses’, ese restaurante de postín junto a la Puerta de Alcalá, donde hay platos de 130 euros.
A vuelapluma me sale que al menos el 15% de los miembros del Grupo Socialista zampó y disfrutó a la vera de Tito Berni.
También que el Tito Revilla, el de las anchoas cántabras, les soltó más de 8 millones de euros.
No sé cómo saldrá la moción de censura de VOX contra Sánchez, pero se me ocurre que Tamames podría rematar su discurso con una reedición del eslogan que le hizo célebre en la Transición.
No sé si se acuerdan, pero cuando el PSOE de Felipe González acuñó aquello de ‘100 Años de Honradez’, el profesor le puso picante al eslogan añadiendo ‘y 40 de vacaciones con Franco’.