En más de 25 años que llevan de amistad y compadreo, Raymond Pozo y Miguel Céspedes nunca han podido escenificar, en la pantalla, escenas en donde puedan verse enfrentados.
La amistad que han forjado se ha cimentado como una roca tan fuerte que no ha habido dinero, mal entendido o desconfianza que la haya dañado.