Uno de nuestros mejores historiadores, don Ricardo de la Cierva, escribió en 1986 un libro fundamental: 'La derecha sin remedio'. En él narraba, en aquella época y ya ha llovido, las sucesivas traiciones que había sufrido el entonces 'patrón', don Manuel Fraga... y las que le quedaban. Aún no habían llegado los tiempos de Antonio Hernández-Mancha y mucho menos de José María Aznar que era, tan sólo, diputado por Ávila.

Busco un paralelismo para llevarles adonde quiero llevarles; ni Feijóo ni Abascal sufren traiciones pero percibo, desde mi humilde puesto de analista independiente, algunas cosas preocupantes. Vayamos por partes.
Algunos analistas han observado un tono, en el líder popular, algo más suave en el segundo cara a cara con Sánchez que en el primero. Tal vez las negociaciones sobre la renovación del CGPJ, a punto de cerrarse, tengan algo que ver. Puede. Feijóo presentó un modelo económico alternativo al socialista que no resiste comparación. El intento sanchista, con la ayuda del pobre Tezanos, de desacreditar asegurando que nadie le conocía y que no domina los temas carece de credibilidad, más que nada porque el político gallego acumula cuatro mayorías absolutas. Frente a esto, un Pedro Sánchez que vive 'en los mundos de yupi' y que dibuja una España que no existe más que en su imaginación. Dicho lo cual el debate fue más 'suavón', más de 'guante de terciopelo' que el que mantuvieron 'a cara de perro' a primeros de septiembre.

Mal haría el PP si se cepilla demasiado las uñas (ideológicas).

Vamos con Vox. En las últimas horas se ha producido la baja en este partido de Ricardo Morado. No es Macarena Olona pero tiene interés. Se trataba del que fuera número uno de Vox en la lista de La Coruña en 2020 y desde entonces militante de base. Ha hecho público un comunicado en el que explica sus razones. Morado ha afirmado que lleva años trabajando gratis, poniendo dinero de su bolsillo, y se le ha tratado como 'bolsas de basura'.

Lo que veo me resulta preocupante, en orden a que llegue al poder una alternativa -articulada por el PP y Vox- que expulse al socialcomunismo. Si se siguen empeñando, unos en 'cepillarse las uñas' y otros en pelearse entre ellos, van por mal camino. Los medios independientes estamos facultados para hacer las críticas que nos parezcan oportunas, y no escribimos 'al dictado' de nadie. Al dictado escriben los que trabajan en los servicios de comunicación de un partido. Los hechos son sagrados, las opiniones son libres.