Mis parientes cazafortunas fueron tras mi dinero

  • hace 4 años
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¡Hola, chicos! Mi nombre es Rick. La historia que quiero compartirles comenzó cuando tenía 18 años. Gané un millón de dólares en una lotería. Pero lo que pasó después fue aún más sorprendente...

En primer lugar, permítanme describir brevemente a mi familia. Mis papás me adoptaron cuando era un niño pequeño. Apenas recuerdo el orfanato. También tengo un hermano y una hermana menores, ambos adoptados. Hace mucho tiempo mi papá se lastimó y perdió su capacidad para caminar. Ha pasado los últimos 20 años de su vida en una silla de ruedas. Su cosa favorita es ver la televisión y culpar a todos los demás por su infelicidad. Mientras tanto, mi mamá estaba comprometida con ganar dinero y pasaba la mayor parte del tiempo en el trabajo. Recibían subsidios mensuales para sus tres hijos adoptivos, pero nunca vi nada de ese dinero... No me sentía como en casa.
En la víspera de mi graduación de la escuela, hice una pregunta sobre ir a la universidad. Desgraciadamente, mis notas eran demasiado bajas para solicitar los beneficios de la universidad para estudiantes adoptados. Mi mamá le dio mucha importancia a todo esto y se negó a financiar mi educación. Se rio de mí y dijo que lo único que me servía bien era mi buena apariencia. ¡De pronto, mi papá intervino en nuestra conversación! Y nos dijo que debíamos culpar a los políticos... ¡Muy útil! Gracias, papá...

Más tarde esa noche tomé la resolución de independizarme y salir del infierno en el que vivía. Después de la escuela empecé a trabajar en un lavadero de carros. Cada día lavaba los autos caros de docenas de clientes y me preguntaba por qué no era uno de ellos. Algunos clientes me trataban como basura, otros me daban buenas propinas. Mi jefe Mitch confiaba en mí y a menudo me dejaba solo en el turno de noche.

Y entonces tuve un turno de noche muy especial... Conocí a Camila, una hermosa joven de 20 años con piernas largas y un perfecto bronceado dorado. ¡Me enamoré de ella a primera vista! Se estacionó descaradamente delante de mí y me dijo que su bebé... o sea el coche, necesitaba un baño inmediatamente. Su Mini Cooper plateado se veía bastante ordenado pero le lavé su auto y cuando el trabajo terminó, Camila me pidió que me quedara con ella por un tiempo ya que se sentía muy sola. Noté que rechazó varias llamadas de alguien llamado "Su Majestad" mientras estábamos hablando. Bromeé con

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