La activista Jil Love se suma en cueros vivos a la protesta en favor de los golpistas catalanes presos
- hace 4 años
Menos mal que no hacía mucho frío este 25 de octubre de 2019 en Barcelona, porque la chica salió en cueros vivos para protestar en favor de los golpistas catalanes presos.
Los únicos complementos que lucía Jill Love, una artista' de Tarragona de bastante buen ver, eran pegatinas con los rostros de los condenados por el Tribunal Supremos.
Ignoramos el criterio que siguió para colocar a cada uno, pero en los pechos, la buena mujer lucía las caras de Oriol Junqueras y Carme Forcadell.
En el ombligo puso a Raúl Romeva y en una de las piernas, cerca de ese sitio, colocó al ex presidente fugado Carles Puigdemont.
En el rostro, cuello o en las piernas, Jill Love se pintó sangre de mentira.
Igualmente lucía pegatinas con el lema ‘Spain is pain’, es decir, "España es dolor" y ‘Freedom means choice’, "libertad significa elección".
Daba a entender que estaba disfrazada de la ‘estatua de la libertad’ de Nueva York.
En su mano izquierda sostenía una pancarta con lazos amarillos donde aparecía otra paisana también desnuda con una bolsa en la cabeza y una cadena de metal en el cuello, junto a ella hay una bandera estelada.
Con su mano derecha hacía una ‘uve’ de victoria y llevaba unas esposas.
Nacida en Tarragona bajo el nombre de Jordina Salabert, la “artivista” -así es como se define, por su perfil activista y artista- ha protagonizado una singular performance en la multitudinaria concentración, para solaz de la chavalería que se lo ha pasado pipa comentando el espectáculo.
Antes de salir a la calle con sus cuerpo serrano, Jill publicaba un post en su perfil de Facebook junto a las palabras “Jil love revolution for Catalonia”.
En una segunda publicación, anunciaba estarse “preparando para la revolución catalana”.
“Nosotros, los catalanes, somos tan feroces y apasionados porque nuestra identidad, idioma y libertad han sido oprimidos y negados desde 1714 cuando el ejército real español se hizo cargo de nuestra tierra y nos impuso el exterminio de todo lo que no estuviera de acuerdo con su imperialismo”.
Pues nada, hija... tu misma.
Los únicos complementos que lucía Jill Love, una artista' de Tarragona de bastante buen ver, eran pegatinas con los rostros de los condenados por el Tribunal Supremos.
Ignoramos el criterio que siguió para colocar a cada uno, pero en los pechos, la buena mujer lucía las caras de Oriol Junqueras y Carme Forcadell.
En el ombligo puso a Raúl Romeva y en una de las piernas, cerca de ese sitio, colocó al ex presidente fugado Carles Puigdemont.
En el rostro, cuello o en las piernas, Jill Love se pintó sangre de mentira.
Igualmente lucía pegatinas con el lema ‘Spain is pain’, es decir, "España es dolor" y ‘Freedom means choice’, "libertad significa elección".
Daba a entender que estaba disfrazada de la ‘estatua de la libertad’ de Nueva York.
En su mano izquierda sostenía una pancarta con lazos amarillos donde aparecía otra paisana también desnuda con una bolsa en la cabeza y una cadena de metal en el cuello, junto a ella hay una bandera estelada.
Con su mano derecha hacía una ‘uve’ de victoria y llevaba unas esposas.
Nacida en Tarragona bajo el nombre de Jordina Salabert, la “artivista” -así es como se define, por su perfil activista y artista- ha protagonizado una singular performance en la multitudinaria concentración, para solaz de la chavalería que se lo ha pasado pipa comentando el espectáculo.
Antes de salir a la calle con sus cuerpo serrano, Jill publicaba un post en su perfil de Facebook junto a las palabras “Jil love revolution for Catalonia”.
En una segunda publicación, anunciaba estarse “preparando para la revolución catalana”.
“Nosotros, los catalanes, somos tan feroces y apasionados porque nuestra identidad, idioma y libertad han sido oprimidos y negados desde 1714 cuando el ejército real español se hizo cargo de nuestra tierra y nos impuso el exterminio de todo lo que no estuviera de acuerdo con su imperialismo”.
Pues nada, hija... tu misma.