El manto de horror de la "Muerte Gris" se extiende por Estados Unidos. Desde finales del siglo pasado no se vivía al otro lado del Atlántico una epidemia de opioides y heroína.
Tan es así que seis estados norteamericanos han declarado la emergencia ante una plaga que avanza sin control y que presenta una particularidad inquietante: la mayoría de estos cócteles de opiaceos se adquiere con relativa sencillez con solo una receta médica.