Situado en una peñasco sobre las gélidas aguas de la bahía de San Francisco, "La Roca" era considerada un penal inexpugnable y escapar de allí como una misión imposible. Sin embargo, en la madrugada del 12 de junio de 1962, tres internos de la cárcel de máxima seguridad escaparon a través de agujeros de ventilación que agrandaron cuidadosamente durante años con cucharillas de café. A la mañana siguiente, los vigilantes encontraron en las camas de los fugados tres elaboradas cabezas elaboradas con papel y cabello auténtico recopilado en la peluquería de la cárcel.