Detrás de la Razón - ¿Qué esconde el genocidio más olvidado del mundo, que por eso es olvidado?

  • hace 7 años
Malala Yousafzai, la niña paquistaní que ganó el Premio Nobel de la Paz a los 17 años, hace 3, quien mejor que ella, tuvo que señalarle a la gran Premio Nobel, de 72 años, Aung San Suu Kyi, que no está haciendo nada por detener la violencia en su país, Myanmar (Birmania).

A partir de 1988, Aung San Suu Kyi comenzó su carrera política que la llevó a consolidarse como una de las mujeres más valientes en el mundo por haber luchado por la democracia en Myanmar, en aquel entonces Birmania. Encarcelada, perseguida, amenazada, resistió el mando militar en Birmania para alcanzar la democratización.

Su lucha fue los derechos humanos y los valores de una sociedad justa y libre. Pues bien, hoy tiene que venir una niña, Malala, a decirle que se le están olvidando los Derechos Humanos. Quise comenzar por aquí, porque quizá esto explique por qué el mundo no hace nada ante una de las masacres más crueles y olvidadas en la historia del planeta: la matanza y la opresión que sufren los Rohingya.

Aung San Suu Kyi, Premio Nobel de la Paz, además de su deber de luchar por ella, debería de ser también, como ícono del prestigiado premio, la conexión con el mundo de los poderosos o por lo menos con el marketing de la paz, para que volteen a ver lo que está pasando en Myanmar.

Más aún, para muchos ella es una especia de líder de facto de su propio país, con el peso suficiente para terminar con la violencia, pero lamentablemente su comportamiento no es así, y parece que su corazón de lucha por los DDHH, es selectivo: los Rohingya están excluidos, más cuando en la historia de sus declaraciones, se ha pronunciado no justamente a favor de ellos.

En este marco, sucede en Myanmar una de las peores crisis humanitarias, contra el pueblo más perseguido del mundo y con su masacre, la más olvidada del planeta, la más ignorada. En tan solo una semana, el Ejército de Myanmar ha asesinado a 400 rohingyas y herido a más de miles. Los Rohingya son una etnia, una minoría, son musulmanes. No les reconocen su nacionalidad, heredan la migración de trabajadores que escaparon de La India británica en el siglo pasado.

Hoy, el Ejército birmano, el de Myanmar, los está prácticamente exterminando, una limpieza racial. En tan solo una semana, han escapado 125 mil al país vecino, Bangladés. No migran para buscar una mejor vida, escapan, el término real es ‘escapan’ como pueden de las balas y el cuchillo de los extremistas budistas y de militares despiadados que supuestamente hacen operativos de seguridad. Al escapar muchos quedan en el camino, baleados o con sus paupérrimas casas incendiadas, los que avanzan más llegan al mar, caen, muchos llegan, pero muchos se mueren ahogados.

Hoy le presentamos imágenes de niños como las de Aylan Kurdi, el pequeño sirio que se ahogó en 2015, en el Mediterráneo, que iba a Europa, pero estas imágenes no son conocidas debido al más vergonzoso hecho mediático y político, que estos niños no iban a Europa ni están en el Mediterráneo, lo que las saca del raiting de conciencias en las noticias. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) y organizaciones internacionales no gubernamentales le piden al Gobierno birmano que detenga la masacre.

‘El secretario general está profundamente preocupado por los informes de excesos durante las operaciones de seguridad llevadas a cabo por las fuerzas de seguridad de Myanmar en el estado de Rajine (oeste de Myanmar) y exhorta a la moderación y la calma para evitar una catástrofe humanitaria", declara el portavoz del secretario general de la ONU, Antonio Guterres, en un comunicado.

Hay protestas en algunos países de la región. Pero sobre todo, hay declaraciones desgarradoras de los propios rohingyas que ruegan paz y no más muerte. ¿Por qué los persiguen? ¿Qué características tienen que no les gusta a los birmanos? ¿Por qué la Premio Nobel no hace nada? ¿Por qué esta masacre no le duele al mundo? Hagamos entonces las preguntas.

En ‘Detrás de la Razón’: los analistas contestan y usted en su casa concluye. Y si la realidad hace lo que quiere, entonces nosotros volveremos a preguntar. Lo importante es descubrir los ángulos que no dicen los gobiernos ni los medios de comunicación.

El análisis, las preguntas y respuestas a las diez treinta de la noche, desde los estudios de Teherán; Londres, siete y Madrid, ocho de la tarde; México y Colombia, una de la tarde.

Por: Roberto de la Madrid.

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