Cada fin de semana, decenas de familias se reúnen a ambos lados de la frontera para comer, festejar o simplemente para hablar. Para ellos representa una ocasión especial, un viaje que tal vez hagan sólo una vez en la vida.
Una barrera que comunica y divide familias. Es el muro que separa México de Estados Unidos. Es el caso de Blanca, que lleva 15 años sin ver a su madre. "No puedo tocar a mi mamá, pero puedo tocarle el alma", afirma.