Detrás de la Razón - Rusia y Turquía: Gas, Siria y terrorismo

  • hace 8 años
Reza el refrán que siempre las reconciliaciones son mejor que la noche de bodas, y parece ser que la sabiduría popular tiene razón.

Llorar, herir, recriminar, y luego pedir perdón apasionadamente termina en una relación quizá más sólida, aunque psicológicamente quizá no tan sana.

Más estrecha será la relación cuando el novio o la novia tienen un abuelo millonario: así, las traiciones, las puñaladas por la espalda y las más graves heridas serán perdonadas sin importar si no tenemos dignidad.

Es una desgracia, pero así pasa muchas veces en el ser humano. Y el asunto se vuelve más complejo cuando se lleva esta misma relación humana a la política: noviembre de 2015.

Las cosas se calentaron tanto que parecía imposible una reconciliación airosa hasta dentro de muchos años. Pero no fue así, ni siquiera se cumplió un año, y todo lo peor que se podrían haber dicho y hecho, quedó sepultado con un apretón de manos.

Así, fueron sepultadas acusaciones tan graves como las que hizo el presidente Vladimir Putin, acusando a su homólogo, Recep Tayyip Erdogan, del terrorismo en el mundo, cuando se refería al derribo del bombardero ruso hecho por Turquía: "fue una puñalada en la espalda llevada a cabo por cómplices de terroristas".

Como la declaración del presidente de Turquía quien repitió hasta el cansancio que, los turcos jamás tendrían que pedir perdón por el derribo del caza ruso.

El revire del presidente Putin quien acusó terriblemente no sólo al presidente turco, sino que se metió hasta con su familia, acusándola de ser cómplices de financiar al sanguinario grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe) vía la compra de crudo ilegal.

Putin desde el centro de Inteligencia ruso mostró fotografías vía satélite mostrando la evidencia y demostrando el crimen que cometía el apellido Erdogan.

La prensa de Rusia, periódicos y televisión repitieron hasta al cansancio la maldad y el doble rasero del presidente turco. Por su parte, Erdogan envalentonado quizá con la idea de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), respondía con la más alta dignidad que nadie tenía derecho de invadir la soberanía de su país.

Los meses siguientes fueron terribles para Turquía. Rusia sancionó a Turquía y le derribó no un avión sino la economía: 60 % cayó la exportación y 90 % del turismo ruso. 4 millones de turistas rusos que gozaban de viajar a las playas turcas dejaron de ir por orden del Kremlin.

El intercambio económico descendió en casi un 70 %. Nadie se debería meter con el oso ruso. La economía turca quedó entonces en el suelo, que coincidía además con ataques terroristas que destrozaban la imagen de su seguridad ante el mundo.

Así, las relaciones casi se rompen. Este martes 10 de agosto, se selló el giro de 180 grados entre las dos naciones. Erdogan entonces hizo lo contrario, viajó a Rusia y personalmente fue a pedirle perdón a Putin.

Se prepara así un gran resurgimiento de relaciones. Miles de millones de dólares volverán a fluir entre Turquía y Rusia. A Rusia le interesa que se construya un gaseoducto a través del mar Negro y que pase por Turquía para llegar hasta Europa vía Grecia sin pasar por Ucrania, y así seguir vendiéndole gas a Europa.

A Turquía que se le levanten las sanciones para que su pueblo goce de una mejor economía. Y no sólo eso, el perdón y apretón de manos en San Petersburgo, también llevó a hablar de la situación en Siria, un punto delicadísimo pero que ambos países coincidieron.

"Pensamos de forma parecida sobre el cese al fuego", aseguró el ministro de Exteriores de Turquía, Mevlut Cavusoglu.

En Detrás de la Razón: Turquía y Rusia en la nueva era. El asunto es que hay muchas preguntas e incógnitas difíciles de descifrar, por ejemplo: Durante 5 años Turquía ha apoyado a los rebeldes en Siria para que derroque militarmente al presidente sirio, Bashar al-Asad, y ahora hace alianza con quien apoya militarmente al presidente sirio.

¿Cómo entender esta gran contradicción? Más aún, en la reunión informaron que crearán una cooperación conjunta militar, diplomática y de inteligencia para cooperar en el caso de Siria.

¿Entonces el apoyo a los rebeldes moderados que asesinan soldados del Ejército Sirio?

¿Cuál entonces es ahora el juego político y estratégico de Turquía?

¿El presidente Erdogan se sintió solo en la escena internacional cuando vio que Europa y EE.UU. no la apoyaron como él quería, y empezó a pedir perdones y hacer alianzas con los que parecía nunca lo iba hacer: el régimen de Israel y Rusia?

¿Quiere quitar de la escena a Irán-quien sale reluciente con las primeras reservas del mundo de gas-, permitiendo el paso a un nuevo gaseoducto para que Rusia siga siendo el proveedor energético de Occidente?

El juego de ajedrez en la geopolítica se acaba de poner muy interesante, pero sobre todo muy extraño.

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