En la política española, pocas herramientas son tan demoledoras como la hemeroteca. Y si hay un protagonista recurrente en estos archivos recientes es Pedro Sánchez, presidente del Gobierno y secretario general del PSOE.
La amnistía a los líderes independentistas catalanes, conocidos popularmente como golpistas tras el referéndum ilegal y la declaración unilateral de independencia de 2017, ha sido uno de los ejes del debate público en los últimos meses. Sin embargo, lo que resuena estos días con fuerza no es solo el contenido de la ley, sino las reiteradas negativas de Sánchez a aprobar una amnistía, promesas que ahora la realidad política ha dejado en entredicho.
Resulta especialmente llamativo que el propio Sánchez haya negado hasta en cuatro ocasiones la posibilidad de conceder una amnistía a los encausados por el procés. Durante años defendió ante micrófonos y tribunas que tal medida era inconstitucional y contraria al espíritu democrático. No obstante, tras las elecciones generales y ante la necesidad de recabar apoyos parlamentarios, el líder socialista cambió de posición para garantizarse la investidura, abriendo así un nuevo capítulo de tensión institucional y división social.