Tras el empate a 2-2 en el Hard Rock Stadium entre Palmeiras e Inter Miami, se vivió sobre el césped una surrealista escena entre los jugadores del club brasileño y el crack argentino, visiblemente molesto tras el gol de Mauricio en el 88' que les obliga a verse las caras con el PSG en octavos, que atendió a las constantes peticiones de los rivales con una buena cara... pero emplazándolo todo al vestuario.