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  • 9/6/2025

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Transcripción
00:00Buenos días. Mientras debatimos sus vicios y virtudes, nuestros verdaderos corazones son
00:05los teléfonos móviles. Nuestro corazón portátil late a razón de 5.600 pulsaciones diarias o una
00:11cada 15 segundos, de acuerdo con las estadísticas que miden nuestra adicción. Cuando vemos el daño
00:17que los móviles causan a nuestro modo de vida, decidimos que no deseamos que los niños se
00:22contagien de esta obsesión. Un escéptico apuntaría que reclamamos el monopolio de nuestra fijación
00:28con los móviles. En casos como el actual gobierno balear, estamos autorizados a sospechar que sus
00:33esfuerzos por limitar el móvil en las escuelas pretenden despistar de sus auténticos problemas
00:39con los idiomas. En cualquier caso, y una vez decidida la actuación, ¿quién le quita el móvil a la
00:45criatura? Y el gobierno, como el gobierno en otras cuestiones, descarga la potestad punitiva sobre los
00:51profesores. Empiezas por reclamar la condición de autoridad y acaban vistiéndote de policía. Hace
00:59tiempo que la mayoría de nosotros no vamos a la escuela, pero la retirada de móviles, con sus
01:04repercusiones incluso penales, no figura entre las actividades que deseamos ver asociadas a un profesor.

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