En un relato sorprendente, Marixa Balli cuenta cómo su fascinación por los duendes la llevó a Bariloche, donde conoció a un hombre que afirmaba ver estas criaturas. Tras adquirir varios duendes, uno llegó dañado, lo que consideró un mal augurio. La experiencia se tornó negativa cuando decidió deshacerse de ellos.