Por las venas de Ricardo García de la Fuente corre miel de la Alcarria. Nacido en 1950 en Peñalver, un pueblo de Guadalajara donde ser mielero es casi una identidad genética, Ricardo creció entre colmenas, romanas y barriles, como tantos otros vecinos de la localidad. "Allí mucha gente se dedica a la apicultura", afirma. Las mieles de romero y espliego aromatizan Peñalver, cuyo monumento al mielero deja constancia de la importancia de este oficio en la localidad. García de la Fuente vino a Madrid para trabajar como mielero a los 15 años, y al poco tiempo se convirtió en pintor. Ahora colecciona bastones que él mismo talla en Coslada, donde vive desde que se casó con Chelo en 1980.